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Introducción

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” 2°. Timoteo 3:16-17.

“Para siempre, oh Jehová, Permanece tu palabra en los cielos” Salmo 119:89.

La Biblia del oso

La Biblia de Casiodoro de Reina, también conocida como la “Biblia del Oso” y referida usualmente como la Reina Valera (1569) es una de las primeras traducciones de la Biblia al castellano. La obra fue hecha a partir de la traducción de los textos originales en hebreo y griego y fue publicada en Basilea, Suiza, el 28 de septiembre de 1569. A partir de su revisión se han realizado diversas sub-traducciones a lo largo de los años. Actualmente se encuentra en dominio público. Su autor principal fue Casiodoro de Reina y su título original era “La Biblia que es, los sacros libros del Viejo y Nuevo Testamento, Trasladada en español, 1569”). Su primer revisor fue Cipriano de Valera quien desarrolló a partir de ella la Biblia del Cántaro en Ámsterdam, Holanda, (1602). Ambos autores fueron monjes católicos jerónimos del Monasterio de San Isidoro del Campo (Santiponce, Sevilla) que se convirtieron al cristianismo y dieron la espalda a su fe católica, después de sufrir persecución de la Inquisición Católica Romana, fueron exiliados de España debido a compartir abiertamente los ideales de la Reforma Protestante.

 

La mayor parte de los ejemplares de las traducciones en aquel tiempo fueron destruidos por la inquisición católica, sin embargo, algunas pocas lograron ser preservadas. Esta conocida versión de la Biblia alcanzó muy amplia difusión durante la Reforma Protestante del siglo XVI y hoy en día es considerada una de las más aceptadas por gran parte de las iglesias cristianas derivadas de dicha Reforma (incluyendo las iglesias evangélicas del mundo hispánico), así como por otros grupos, como la Iglesia Adventista del Séptimo Día (considerada como secta pseudo cristiana). La revisión más utilizada de la Reina-Valera es la de 1960. La última revisión oficial de las Sociedades Bíblicas Unidas es la Reina Valera Contemporánea (RVC). Es considerada “La biblia del mundo hispano” la más usada, la más fidedigna y la más influyente de todas las biblias en español. Los cristianos evangélicos conservadores y de sana doctrina somos férreos defensores de esta maravillosa versión, pues la consideramos la más confiable de todas y la que ha llegado a más de 400 millones de hispanos en el mundo (se habla español en mas de 22 países en el mundo y es el cuarto idioma más hablado en el planeta). Entre más se moderniza el mundo más interés existe en la gente por conocer la palabra de Dios y cada vez llega a mas idiomas y dialectos en el mundo.

La traducción del Antiguo Testamento, como lo declara Casiodoro de Reina en su “Amonestación del intérprete”, se basó en el Texto Masorético hebreo (edición de Bomberg, 1525). Como consideraba que la Vulgata (en latín) ya había cumplido su papel y contenía errores y cambios, prefirió usar como fuente secundaria la traducción al latín de Sanctes Pagnino (1528), que consideraba más fiel, corrigiendo la versión masorética cada vez que se aparta de las citas del Antiguo en el Nuevo Testamento. Tuvo siempre a mano para resolver las dudas la Biblia de Ferrara (1553), traducción al judeoespañol usada por los judíos sefardíes, que Reina consideraba “obra de la mayor estima”.

La traducción de Nuevo Testamento fue hecha a partir del Textus Receptus (Stephanus, 1550) e inspirada de cerca en la versión de Juan Pérez de Pineda, editada en Bruselas, Bélgica, en 1556, que, a su vez, se basaba en las traducciones de Francisco de Enzinas, publicadas en Amberes, Bélgica, en 1543. También es importante señalar el aporte que para esta empresa representó la obra y los trabajos de otros importantes reformadores, como Juan de Valdés, Juan Diego de Medina y Julián Hernández, llamado también Julianillo.

El traductor principal fue Casiodoro de Reina, que trabajó en los textos durante doce años; y el primer revisor, Cipriano de Valera. En 1569 se publicó en Basilea, Suiza, la primera versión. El texto revisado, impreso en Ámsterdam, Holanda, en 1602, fue el más difundido de las versiones de la Biblia en idioma castellano durante varios siglos.

En las dos primeras ediciones, de Casiodoro de Reina (1569), llamada la Biblia del Oso, y de Cipriano de Valera (1602), llamada la Biblia del Cántaro, contenían todos los textos propios de la Biblia Vulgata latina de Jerónimo de Estridón, que es el texto oficial de la Biblia para la iglesia católica romana. Es decir, que incluía nueve libros deuterocanónicos católico-ortodoxos y otros tres, propios del canon largo seguido por iglesias cristianas ortodoxas. En la revisión de Valera, no obstante, estos libros se situaban a modo de apéndice en una sección aparte.

¿Quién fue Casiodoro de Reina?

Primer traductor de la Biblia. Nacido en Montemolín (entonces Reino de Sevilla, actualmente Extremadura) en 1520 aprox. y fallecido en Frankfort en 1594. Con otros, abandonó el monasterio jerónimo de San Isidoro del Campo, próximo a Sevilla, en 1557, al descubrirse la comunidad protestante sevillana ya que se convirtió al protestantismo, fijando su residencia en Ginebra. Su deseo de ponerse a salvo del Santo Oficio, diferencias con sus nuevos correligionarios, las intrigas de Felipe II (que puso espías cerca de él y precio a su cabeza), necesidades económicas, la política española en Flandes y la impresión de su traducción de la Biblia – la primera completa al castellano de los originales – le obligaron a cambios constantes de domicilio. Así lo vemos en Frankfort, Londres, Amberes, Bergerac, Castillo de Montargis, Basilea y Estrasburgo.

Como traductor, se le debe la conocida como “La Biblia del Oso” (Basilea, 1569) y la traducción al francés de Historia Confessionis Augustanae (Amberes, 1582). Fue el autor de la Declaración o Confesión de Fe hechas por ciertos fieles españoles, que huyendo de los abusos de la Iglesia Romana y la crueldad de la Inquisición de España, hicieron a la iglesia de los fieles para ser en ella recibidos (Frankfort, 1577); de comentarios a porciones de los Evangelios de San Juan y San Mateo (aparecidas en latín en 1573, Frankfort) y de un Catecismo (1580), publicado en latín, francés y holandés. En el Auto de Fe de la inquisición de Sevilla, el 26 de abril de 1562, fue quemado en efigie y figuró en el Índice como autor de primera clase. Al morir le sucedió en el pastorado de la comunidad luterana de habla francesa en Frankfort uno de sus hijos, Marcos.

“¿Quién fue Cipriano de Valera?”

Nacido en el año 1532 fallecido en Londres en el 1602) fue un religioso y humanista español, que perteneció junto con Casiodoro de Reina al monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce, (Sevilla) y Pamplona. Conoció a Juan Calvino, de quien fue discípulo y traductor de sus obras (tradujo la primera edición castellana de Institución de la Religión Cristiana en 1597). Se estableció en Inglaterra en 1558, enseñando en Cambridge, Oxford y Londres artes, teología y castellano.

Empezó la revisión de la famosa “La Biblia del Oso”, de su paisano Casiodoro de Reina, a partir de 1582 con la dedicación de Para la gloria de Dios y el bien de la Iglesia Española. Al cabo de 20 años y antes de su muerte, la pudo concluir en septiembre. Escribió que los conquistadores europeos se preocupaban más en América por sus intereses personales, que por la fe, y que para enriquecerse robaban y mataban a los nativos, “personas por las que Jesucristo murió”. Fue perseguido por la Inquisición, aunque al final salió ileso. También fue editor. La Biblia del Oso o de Casiodoro de Reina revisada por él en 1602 es una de las ediciones que tiene más aceptación en las iglesias protestantes y restauracionistas.

¿Por qué y para qué las traducciones?

La palabra de Dios es perfecta, pura y santa; “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo” Salmo 19:7, “Sumamente pura es tu palabra, Y la ama tu siervo” Salmo 119:140. Hasta el 1831 casi todas las biblias eran iguales, pero hoy existe una cantidad sorprendente de traducciones (se cree que existen cerca de 200 versiones solo en inglés).
El objetivo de las sociedades bíblicas debería ser producir, con la ayuda de Dios, las traducciones más exactas y fieles de su palabra sagrada en tantos idiomas como sea posible, para que millones de seres humanos de todo el mundo, puedan conocer el glorioso mensaje del evangelio de la salvación por medio de la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios.

Por ejemplo, en cuanto al valor de las traducciones fieles, podemos perfectamente poner como ilustración, al gran Martín Lutero, el cual demoró 9 meses en traducir la biblia de los textos origines griegos y hebreos al alemán el idioma de su pueblo, el demoró 25 años en revisarla, es decir entre los años 1521 al 1534 (año en que fue publicada).

La tarea de traducir la Biblia que asumió lo absorbería hasta el final de su vida. Mientras se encontraba recluido en el castillo de Wartburg (1521–1522) Lutero comenzó a traducir el Nuevo Testamento al alemán para hacerla más accesible a toda la gente del “Sacro Imperio Romano a la nación alemana”. Usó la segunda edición (1519) de Erasmo del Nuevo Testamento en griego, el texto griego de Erasmo sería conocido como el Textus Receptus. Para ayudarle a traducir, Lutero haría incursiones a las ciudades y mercados cercanos para escuchar a la gente hablando. Quería asegurar su comprensión por una traducción lo más cercana posible al uso del idioma contemporáneo. Fue publicada en septiembre de 1522, seis meses después de haber vuelto a Wittenberg.

¿En que lengua fue escrita la biblia?

La mayor parte del antiguo testamento fue escrito en hebreo que fue denominada en algunas ocasiones como la “la lengua de Canaán” (Isaías 19:18) o “la lengua judaica” (Isaías 36:11) este lengua probablemente se desarrolló a partir del hebreo antiguo hablado por el patriarca Abram en Ur de los caldeos (Génesis 14:13) y se piensa que puede haber sido la lengua que hablaban los habitantes de Sinar en los días de la torre de Babel (Génesis 11:1). Se cree que el hebreo es una de las primeras lenguas que se habló en el mundo, por ende prácticamente todo el antiguo testamento fue escrito en hebreo excepto algunas pocas porciones en la lengua hermana de este conocida como el arameo (Esdras 4:6-18, 7:12-26) que fue el imperio oficial del imperio Persa.

Por consenso casi unánime, se cree que los 27 libros del Nuevo Testamento fueron escritos originalmente en griego. El griego era un idioma muy difundido en el Imperio Romano en los días de Cristo y los apóstoles. Se había extendido por todo el Medio Oriente hacia fines del siglo IV a. C. con la expansión del imperio de Alejandro. Todos sus sucesores fueron gobernantes griegos que fomentaron la difusión del idioma y la cultura de Grecia. El griego llegó a ser tan ampliamente conocido y se arraigó tan profundamente, que los romanos – que crearon su imperio en el siglo I a. C., desde el Atlántico hasta Persia – no pudieron suprimirlo y se convirtió en la lengua de ese tiempo.

 

El latín predominó en el norte de África, España e Italia; pero no tuvo importancia en el mundo oriental. Aun en Italia, donde el latín era la lengua materna, la gente educada sobre todo hablaba griego, como su segundo idioma. Sin embargo, además del griego se usaban otros idiomas en diferentes partes del imperio romano. Por ejemplo, los judíos de Palestina hablaban arameo; los habitantes de Listra, “lengua licaónica» (Hechos 14:11) y, por supuesto, los habitantes de Roma hablaban latín.

 

Esta multiplicidad de idiomas se refleja en la inscripción trilingüe colocada sobre la cruz del Calvario (Juan 19:20) escrita en

  1. Arameo (llamado hebreo en el Nuevo Testamento), el idioma del país.
  2. griego, el idioma difundido por todo el imperio.
  3. El latín, el idioma oficial de la administración romana.

La importancia del traductor fiel

El gran deber del traductor de la biblia es ser 100 % fiel a los textos originales, recordemos que el diablo odia la biblia y ha intentado por mucho tiempo destruirla y cuando no logra destruirla pretende desacreditarla y ponerla en tela de juicio (Génesis 3:1-5, Mateo 4:6). No debemos creer una parte de la biblia, sino toda la biblia.

Es extraordinario tener el deseo y hacer todo lo posible para que la palabra de Dios llegue a todas partes del mundo pero ¿a qué precio? nunca al precio de entregarla a esa gente pero adulterada y/o modificada, por el contrario entregarles una traducción fiel. Muchos traductores modernistas y humanistas aseguran que “Es mejor traducirla en una forma comprensible a todo el mundo no importa que su traducción no sea fiel” este concepto moderno hace creer a los creyentes que solo importa traducir las “ideas” de los originales y no las “palabras”, la biblia dice lo contrario Salmo 12:6; “…Las palabras de Jehová son palabras limpias, Como plata refinada en horno de tierra, Purificada siete veces” es decir no es solo el contenido sino también las palabras.

La Reina Valera 1909 lleva letras “cursivas o itálicas” que no solo eran para disminuir el volumen del libro sino para especificar que se agregaron algunas palabras en español para dar la claridad total a idea que los originales traían (ejemplo Juan 9:33, 10:14, 11:1, 12:4 etc.).

Cuando un erudito traduce debe preguntarse

  1. ¿Qué es lo que voy a traducir?
  2. Cómo lo voy a traducir?

Debemos nuestras biblias fidedignas al llamado “Textus receptus”. Textus Receptus, término en latín que significa «texto recibido», es el nombre por el cual se conoce el texto griego del Nuevo Testamento editado por Erasmo de Rotterdam e impreso por primera vez en 1516 y luego, corregido, en 1519, 1522, 1527 y 1533. Este texto representa a un conjunto de manuscritos en lengua griega del Nuevo Testamento, de los cuales los más antiguos datan aproximadamente del siglo X, y son la base de muchas traducciones clásicas de la Biblia, como la versión Reina-Valera en español como diferentes traducciones en otros idiomas (versiones anteriores a 1881). Buenaventura y Abrahán Elzevir, introdujeron el término “Textus receptus” como parte del prefacio a su edición del texto en 1633. No debe confundirse con el Texto masorético, del Antiguo Testamento en hebreo.

Métodos de traducción

  1. Existe un sistema de traducción llamado eclesiástico tradicional que usa un método de traducción donde es la iglesia la que se reserva el derecho de interpretar el significado de las escrituras y determinar que quiso decir el escritor sagrado (postura católica).
  2. Otro sistema de traducción se conoce como filosofía de traducción filológico humanista que interpreta que las palabras bíblicas se pueden usarse con diferentes interpretaciones más allá de los conceptos cristianos y teológicos ortodoxos; salvación (de la pobreza), sacerdocio (liderazgo católico), fe (creencia religiosa en cualquier dios) etc.
  3. Otro sistema de traducción errado es el llamado inspiracional el cual parece bueno, pero coloca al traductor como INSPIRADO y no como lo que es; un traductor (2°. Timoteo 3:16-17, Pedro 1:21) este sistema es errado pues si el traductor llega a traducir equivocadamente se afirma que Dios “lo inspiró a traducir de esa manera”.
  4. Un sistema de traducción muy popular se llama equivalencia dinámica el cual enfatiza el valor de la palabra según la opinión del traductor es decir interpreta correctamente pero usando un lenguaje más comprensible pero no es recomendable pues lleva al traductor a colocar su propia interpretación a cuando una frase es oscura.
  5. Otro sistema de traducción se le conoce como equivalencia funcional el cual es motivado por el tipo o clase de lectores, es decir enfatiza el grupo receptor adaptándose a la cultura de la gente que recibe el texto, una cosa es adecuar nuestro lenguaje modismos u omitir ciertos nombres para hacerlo más entendible, pero otra cosa es alterar el significado.
  6. Hemos dejado para el último el sistema de traducción correcto conocido como equivalencia formal el cual enfatiza la palabra y el mensaje antes que a los receptores, eleva al lector a Dios y no rebaja a este ante los hombres, aquí el traductor debe traducir las palabras completas y exactas y colocar la idea original ante los ojos del lector.

Últimas palabras

La Biblia es la eterna palabra de Dios ha sido entregada por Dios al hombre para que fuera la norma absoluta, suprema, autorizada, infalible e inmutable para la fe y la práctica de la vida piadosa. Este sagrado volumen es, y siempre lo será, el libro de Dios. Enfatizamos el valor y la importancia de la biblia Reina Valera 1909 y 1960 por encima de las versiones modernas perversas, ecuménicas, humanistas y promovidas, editadas y publicitadas por ateos, perversos sexuales y gente enemiga del cristianismo bíblico, ¡No! a la versión popular “Dios habla hoy”! y un gigantesco ¡No! la versión NVI una de las más perversas versiones.

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