El origen de la muerte, la caída
humana, las explicaciones del mundo
secular, la muerte y las antiguas
culturas, la muerte de Cristo y su
victoria sobre la muerte, la derrota
final de la muerte etc.
Trabajo realizado por pastor
evangelista Marcos Morales Chávez
Ministerio evangelístico Pentecostal
“El Fin se Acerca” Santiago Centro,
septiembre 2012.
Índice
1- ¿Qué significa la muerte y cómo se originó?
2- La muerte según el diccionario secular.
3- La tanatología.
4- Los nombres y títulos de la muerte.
5- La muerte según las antiguas culturas.
6- El dios Tanatos.
7- Frases solemnes sobre la muerte.
8- La respuesta bíblica a la muerte.
9- La gloriosa resurrección de Cristo.
10- El imperio de la muerte.
11- Y el postrer enemigo que será destruido es la
muerte-
12- La muerte está vencida.
“El gran enigma de la muerte”
“Por tanto, como los hijos comparten la sangre y la carne, así también
compartió él las mismas, para reducir a la impotencia mediante su muerte al
que tenía el dominio sobre la muerte, es decir, al diablo” Hebreos 2:14.
“Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto Viviente que decía: "Ven"
Miré entonces y había un caballo amarillo; el que lo montaba se llamaba
Muerte, y el Hades le seguía. Se les dio poder sobre la cuarta parte de la
tierra, para matar con la espada, con el hambre, con la peste y con las fieras
de la tierra” Apocalipsis 6:7-8.
“Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se
haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está
escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ” 1°. Corintios 15:54-55.
01- ¿Que significa la muerte y como se originó?
La muerte es el gran enigma de la vida, es el gran misterio sin resolver para el
ser humano, Dios no creó al ser humano para morir, la muerte es consecuencia
del pecado del hombre, según el diccionario Vila Escuaín, “Cesación de la
vida, la muerte no entraba en el plan de Dios, ya que el hombre fue hecho a la
imagen de Dios. En el paraíso el árbol de la vida le hubiera permitido vivir
eternamente (Génesis 1:27, 2:7, 3:22) la muerte ha sido el salario de la
desobediencia a la orden divina (Génesis 2:17, Romanos 5:12, Romanos
6:23). La muerte es física, por cuanto nuestro cuerpo retorna al polvo
(Génesis 3:19), también es, y sobre todo, espiritual. Desde su caída, Adán y
Eva fueron echados de la presencia de Dios y privados de su comunión
(Génesis 3:22-24)”.
En pocas palabras la muerte es separación; separación del alma con el cuerpo
(Génesis 35:18, Eclesiastés 8:8, Santiago 2:26, Apocalipsis 6:9) y
básicamente separación del hombre con Dios (Lucas 15:24, Efesios 2:2). La
palabra muerte aparece mas de 300 veces en las escrituras, en el antiguo
testamento lee en el hebreo MAWET se encuentra mas de 150 veces e indica
“el final de la vida” y en el nuevo testamento lee en el griego THNESKO que
significa “estar muerto, difunto, muerte física”. Otra palabra es
APOTHENESKO que significa “morir afuera, separación del alma y el
cuerpo”.
Precisamente en este estudio veremos; ¿que es la muerte según el concepto
secular?, ¿como se origina la muerte?, ¿Por qué el hombre muere?, sus
efectos, ¿cómo veían la muerte las antiguas culturas?, la concepción que tiene
actualmente la gente sobre la muerte, que dice la biblia sobre ella, ¿Quién es el
ángel de la muerte? Los diferentes nombres de la muerte, la victoria de Cristo
sobre la muerte y la futura destrucción total de la muerte según el plan
escatológico de Dios.
Estos tres pasajes que encabezan este tema nos hablan de la muerte; el primero
de Hebreos no señala que el imperio de la muerte lo tenia en su poder el
diablo, pero que Jesucristo al venir al mundo en carne y morir en la cruz,
desarticuló y destruyó ese poder. El segundo pasaje nos lleva al comienzo del
periodo de la gran tribulación y nos muestra que la muerte es un ente, un ser
espiritual, un jinete que viene montado sobre un caballo de color amarillo para
quitar a la vida a miles de seres humanos en ese periodo, para luego enviarlos
al Hades, es decir, al infierno. El tercer pasaje es una expresión de Pablo sobre
la doctrina de la resurrección y que nos confirma que al final de los tiempos la
muerte será totalmente destruida y vencida con todos sus elementos.
La muerte no estaba en el plan original de Dios, cuando Dios creó al hombre
no lo hizo para morir, la muerte es la consecuencia del pecado del hombre
(Romanos 5:12, Romanos 6:23) los hombres luego de la caída vivían hasta
casi 1.000 años, Matusalén vivió mas de 969 años (Génesis 5:27) y luego el
pecado humano hizo que Dios rebajara el tiempo de la vida humana hasta 120
años (Génesis 6:3) y en esta generación actual que vivimos, los mas robustos
vivirían hasta los 70 o 80 años (Salmo 90:10).
02- La muerte según el diccionario secular
Según la Wikipedia; “La muerte es, en esencia, un proceso terminal que
consiste en la extinción del proceso homeostático de un ser vivo y, por ende,
concluye con el fin de la vida. El proceso de fallecimiento -aunque está
totalmente definido en algunas de sus fases desde un punto de vista
neurofisiológico, bioquímico y médico-, aún no es del todo comprendido en su
conjunto desde el punto de vista termodinámico y neurológico y existen
discrepancias científicas al respecto. Adicionalmente no se ha definido
científicamente en qué parte del proceso está el umbral en que se pasa de la
vida a la muerte”.
Según el diccionario Océano; “Cesación de la vida física, destrucción,
aniquilamiento, la muerte biológica se caracteriza por el cese de las
correlaciones funcionales que aseguran el mantenimiento de las constantes
químicas del medio interno. La detención del latido cardiaco o de la
respiración, consideramos antes como signos característicos de la muerte no
lo son hoy, teniéndose como tal el cese de la actividad del sistema nervioso
central”.
03- La Tanatología
Esta impresionante el tema de la muerte, tan enigmático, tan misterio, tan
conmovedor y estremecedor que existe una rama de la ciencia que se preocupa
exclusivamente de este fenómeno, como es la tanatología, “La tanatología es
una disciplina integral que estudia el fenómeno de la muerte en los seres
humanos , y en otros animales (tanatología forense veterinaria) aplicando el
método científico o técnicas forenses , tratando de resolver y enfrentar las
situaciones conflictivas que suceden en torno a ella, desde distintos ámbitos
del saber, como son la medicina , la psicología , la antropología física , la
religión y el derecho . Trata todos lo que esta relacionado con la muerte.
El término deriva del lenguaje griego . En la mitología griega , Thanatos
(θάνατος: "muerte"), logos (definición o tratado). Es la personificación de la
muerte . Desde la perspectiva psicológica está enfocada a establecer entre el
enfermo en tránsito de muerte , su familia y el personal médico que lo atiende,
un lazo de confianza, seguridad y bienestar, además de propiciar en el
enfermo terminal los cuidados necesarios que le aseguren una muerte digna y
en paz.
LOGOS deriva del griego logos, tiene varios significados: palabra, razón,
estudio, tratado, discurso, sentido, etcétera. La gran mayoría de los filósofos
griegos le daban la acepción de sentido, pero el que haya prevalecido como
estudio, tratado u otro, se debe a errores interpretativos con el transcurso del
tiempo.
Para efectos del término se usa el vocablo “logos” para el significado de la
palabra. De ahí que la Tanatología pueda definirse etimológicamente como
“la ciencia encargada de encontrar sentido al proceso de la muerte” (dar
razón a la esencia del fenómeno).
La Dra. Elizabeth Kübler-Ross se dio cuenta de los fenómenos psicológicos
que acompañan a los enfermos en fase terminal durante el proceso de muerte,
por lo que define a la Tanatología moderna como “una instancia de atención
a los moribundos”; por ello, es considerada la fundadora de esta nueva
ciencia. Con su labor, la Dra. Kübler hace sentir a los agonizantes que son
miembros útiles y valiosos de la sociedad, y para tal fin creó clínicas y
hospitales cuyo lema es “ayudar a los enfermos en fase terminal a vivir
gratamente, sin dolor y respetando sus exigencias éticas”.
La nueva Tanatología tiene como objetivo fomentar y desarrollar
holísticamente las potencialidades del ser humano, en particular de los
jóvenes, para enfrentar con éxito la difícil pero gratificante tarea de
contrarrestar los efectos destructivos de la “cultura de la muerte”, mediante
una existencia cargada de sentido, optimismo y creatividad, en la que el
trabajo sea un placer y el humanismo una realidad”.
04- Los nombres y títulos de la muerte
Dentro del vulgo y de gente común se usan muchos nombres, apodos y frases
muy particulares y populares para mencionar a la muerte. El concepto de la
muerte como una entidad antropomórfica ha existido en muchas culturas
desde los albores de la humanidad. En español además del nombre propio de
La Muerte es común emplear el término “La Parca”, quizás uno de los mas
populares proveniente de la mitología griega. A partir del siglo XV comenzó a
ser representado como una figura esquelética que lleva una enorme guadaña y
viste con un manto negro con capucha. También se da el nombre del “Ángel
de la Muerte”. En rigor no hay ninguna mención específica en la Biblia de "El
Ángel de la Muerte", sin embargo, hay una mención de "Abbaddon" (El
Destructor) un ángel cuya verdadera identidad es un misterio; y que
corresponde a "El Ángel del Abismo".
Veremos los nombres y títulos mas populares; “Azrrael, Abadón, La parca, la
calavera, doña fría, la pelona, la segadora, la pálida, el ángel de la muerte, la
muda, la dientona, la tembeleque, la apestosa, la chicharra, la mocha, la
chirrifusca, la copetona,” En relación a la persona que fallece, al difunto, al
que deja de existir, se refieren como; “Falleció, murió, se fue pal patio de los
callados, quedó tieso, se enfrió, estiró la pata, paró la chala, le llegó la hora,
timbró, pasó a mejor vida, quedo difunto, ya descansa en paz, se quedó
silencioso, feneció, nos dejó, partió en un viaje sin retorno, se nos fue, cruzó
el rio de la muerte, etc.”
05- La muerte según las antiguas culturas
El fenómeno biológico de la muerte, desde la aparición del hombre en la
Tierra, ha sido observada en algunas culturas, como la continuidad de la vida,
siendo estrechamente relacionadas con las creencias religiosas sobre la
naturaleza de la muerte y la existencia de una vida después de ella,
todo el ritual que acompaña a la desencarnación del ser, implican importantes
funciones psicológicas, sociológicas y simbólicas para los miembros de una
colectividad y tiene que ver, no sólo con la preparación y despedida del
cadáver, sino también con la satisfacción de los familiares y la permanencia
del espíritu del fallecido entre ellos. En casi todas las culturas antiguas, aun las
más milenarias, existía la idea de que la muerte no era meramente la cesación
de la vida, todas ellas creían en una partida del alma o espíritu humano a otras
esferas, de un castigo o premio eterno del alma del individuo.
En todos los pueblos primitivos se han encontrado vestigios de la creencia en
la inmortalidad del alma, sin que esos grupos étnicos jamás mantuvieran
cualquier contacto entre ellos. La mitología de cada país es un océano de
hechos espirituales, en el cual desembocan los ríos del conocimiento que se
confunden, por identidad de informes, con respecto a la continuación de la
vida después del desgaste carnal.
a) Los egipcios y la muerte
Los egipcios creían que el cuerpo tenía que estar intacto para que el alma
pudiera pasar a la siguiente vida, y para conservarlo desarrollaron el proceso
de la momificación. En la sociedad occidental moderna se realiza este proceso
para evitar que los familiares tengan que enfrentarse con el proceso de
putrefacción de los restos. Para los sumerios, el difunto entraba en el Kur, el
“Gran Abajo”. Allí presentaba ofrendas a los dioses con los que se quería
conciliar. Luego era acogido por otros muertos con los que viviría en el “País
sin Retorno”. Para los egipcios, el alma del difunto accedía al reino de Am-
Duat, donde se beneficiaba de los favores de Osiris, dios de la inmortalidad.
Pero antes de vivir en paz para toda la eternidad, el alma tenía que sufrir varias
pruebas reveladas en el Libro de los Muertos, llamado así por los arqueólogos
que encontraron el manuscrito, pero que sería más correcto traducir como
Libro de la Salida a la Luz del Día. Los funerales de los gobernantes
representaban un evento religioso para la población; además, las Pirámides
eran un símbolo y prueba de la autoridad real, pues los faraones encarnaban la
permanencia social, la autoridad espiritual y temporal y su muerte ponía en
peligro todos estos elementos.
b) Los indios y la muerte
En la India, las creencias en la rencarnación se basan en un sistema complejo
que permite saber si el alma del difunto volverá o no a la Tierra. Según el
Hinduismo, existen 16 puertas divididas en tres grupos por las que el alma
puede salir. Según el grupo de puertas por las que se escapa, podrá acceder el
difunto a un reino superior, o tal vez renacerá, o bien, finalmente se
transfigurará y entrará definitivamente en un ciclo de renacimientos. En
Grecia, Egipto y la China, los esclavos, a veces, eran enterrados con sus amos,
ya que se creía que en la otra vida el muerto iba a seguir necesitando sus
servicios.
En Tailandia, después de la cremación del monarca, el nuevo rey y los
miembros de la familia real tradicionalmente buscaban entre las cenizas
fragmentos de huesos. Estas reliquias se convertirían en objetos de culto que,
de forma indirecta, significaban la continuidad de la presencia y autoridad del
monarca fallecido.
El ritual funerario varía acorde con las costumbres de cada pueblo. En todas
las sociedades se prepara el cadáver antes de colocarlo en el féretro, y su
despedida está en función de las creencias religiosas, el clima, la geografía y
el rango social. La cremación se práctica en algunas culturas con la intención
de liberar el espíritu del muerto.
c) Las culturas precolombinas y la muerte
En las sociedades precolombinas de América, la muerte era un acontecimiento
muy ritualizado, lo que obligaba a ceremonias de todo tipo, acompañadas de
ofrendas, alimentos y objetos de acompañamiento y regalos de mucha utilidad
durante el largo viaje que se iniciaba tras la muerte. Entre los mayas se
diferenciaba el enterramiento según la clase y categoría de la muerte. La gente
ordinaria se enterraba bajo el piso de la casa, pero los nobles solían ser
incinerados y sobre sus tumbas se erigían templos funerarios.
Los aztecas, que creían en la existencia de paraísos e infiernos, preparaban a
los difuntos para un largo camino lleno de obstáculos. Entre los indígenas
americanos se creía que el alma de los difuntos viajaba a otra parte del
universo, donde disfrutaba de una vida placentera mientras que desarrollaba
las actividades cotidianas. El alma de los desdichados o perversos, vagaba por
los alrededores de sus antiguas viviendas, provocando desgracias.
d) La muerte y los romanos
En roma por la gran influencia de toda la gran gama de religiones, creencias y
filosofías el concepto de la muerte era variado, pero en resumen ellos creían
que los difuntos iban a otra vida y comenzaban un largo camino por la
eternidad. Los romanos creyeron que el alma de muertos iría al Styx de río
bajo tierra. El alma tuvo que cruzar el río. Una moneda fue puesta en la boca
de los difuntos enfrente la que pagar a Charon, el barquero del hampa, para el
pasaje. Si el cuerpo no fuera enterrado apropiadamente y no tenía una moneda,
el alma fue forzada a que se quedara para hace ciento años ser permitido
cruzar el Styx de río.
Tanto en Roma como en Grecia el entierro de los muertos era un deber
sagrado. Negar sepultura a un cadáver era condenar al alma a errar sin
descanso y, en consecuencia, crear un peligro real para los vivos, pues esas
"almas en pena" eran maléficas. Los romanos practicaban simultáneamente los
dos grandes ritos funerarios, la cremación y la inhumación. Una vez que se
comprobaba la muerte, el hijo mayor cerraba los ojos de su padre y lo llamaba
por su nombre por última vez. Luego se lavaba el cadáver, se lo adornaba, se
lo revestía con la toga praetexta y se lo exponía en el Atrium sobre un lecho
mortuorio, en medio de flores y guirnaldas. Durante varios días, mujeres
flautistas y plañideras a sueldo tocaban una música fúnebre. Luego, legado el
momento, se formaba un cortejo para acompañar el cadáver fuera del recinto
de la ciudad, en donde se erigía la pira (primitivamente en la noche,
posteriormente en las mañanas). Detrás de los músicos y de las plañideras
caminaban hombres que llevaban representaciones de lo que había sido la vida
del difunto.
e) La muerte y los babilonios
Es en la antiquísima narración babilónica de la aventura del mítico héroe de
Sumeria Gilgamesh el Poema de Gilgamesh es la epopeya cronológicamente
más antigua de la historia del mundo; fue redactada o compilada en 12 tablas
de arcilla hace más o menos 4000-5000 años, donde encontramos la más
primitiva descripción del proceso del duelo humano y de los rituales
respectivos. Con todo, nunca hubo en la historia del hombre otro período
durante el cual los rituales funerarios y la expresión del duelo cobraran tal
dramatismo y realidad como durante el largo período de la antigüedad,
expresiones que rayan, ciertamente, en lo mitológico. La muerte señala en la
comunidad que ha pasado algo, y hay grandes y fastuosas pausas (p.ej., los
juegos fúnebres). La muerte de un individuo afecta en todo la continuidad del
ritmo social: en la ciudad nada continua igual.
El primer rasgo que salta a la vista es su dramatismo; las manifestaciones del
duelo, rituales de carácter dramático y violento, son frecuentes -casi la norma-
en la antigüedad clásica. Así, tenemos como más frecuentes: llanto intenso,
desvanecimientos, rasgado de vestidos, gemidos de agudos trinos, golpes en la
cabeza y en el pecho, arrancamiento de pelos de la barba y la cabeza, heridas
en el rostro producto de violentos arañazos, gritos agudos, arrastrarse por el
suelo, golpear la tierra con las dos manos, etc. Por otro lado, en los funerales
podían tener lugar sacrificios humanos y de animales.
De estos rituales, dos merecen especial atención: el primero tiene relación con
la ofrenda de cabellos que en los hombres se trataba sólo de un rizo, en las
viudas de raparse la cabeza (la parte más noble de la persona), y en las demás
mujeres, durante el cortejo fúnebre, llevar el cabello suelto. Recuérdese que,
mágicamente, el pelo representa a la persona. La ofrenda de cabellos que
hacían los amigos y familiares del muerto significaba el deseo de seguir
íntimamente unidos con él. Por otro lado, en los funerales se le ofrece también
un mechón de cabellos de la persona muerta a Perséfone (Proserpina), diosa
de los infiernos, para que fuese bien acogido por la diosa. Por otra parte, ya el
luto riguroso también podía apreciarse.
f) Los materialistas y la muerte
Para los materialistas, la muerte es el fin de todo, pues la vida se reduce a
nacer y morir: No creen que algo sobreviva después de la muerte, ni en el
alma o espíritu, no creen en Dios, y por consecuencia creen que extinguida la
vida material todo se acaba. Los materialistas son tan orgullosos que no
admiten la posibilidad que exista alguien superior a ellos, de ahí la causa de no
creer en Dios. Pero, si sólo existe la materia, ¿cómo surgió el universo con
leyes inmutables, perfectas y organizadas? Si el hombre no creó el cielo, las
estrellas y las demás obras de la naturaleza, con gran perfección, todo nos
lleva a creer en un ser superior llamado Dios. Se reconoce al creador por su
obra. Bien, si creemos en Dios, ¿porqué nos crearía para después
aniquilarnos? ¿Usted que es padre o madre, le gustaría que sus hijos murieran
para siempre? Si nosotros que somos seres imperfectos, y no queremos que
nuestros hijos mueran, imagínese a Dios que es infinitamente perfecto, justo y
bueno. Tenga la certeza que él no quiere eso para nosotros.
g) El termino necrópolis
La palabra necro es griega y significa “muerto, muerte, cadáver, fallecido” es
una palabra poco usada en el lenguaje común y actual, esta palabra origina
también el termino “necrópolis” que es el nombre que es le dan a algunos
campos santos; Una necrópolis es un cementerio o lugar destinado a
enterramientos. Etimológicamente significa ciudad de los muertos/cadáveres,
pues proviene del idioma griego: necro, muerto o cadáver, y polis, ciudad. El
término se emplea normalmente para designar cementerios pertenecientes a
grandes urbes , así como para las zonas de enterramiento que se han
encontrado cerca de ciudades de antiguas civilizaciones ”.
h) El diabólico culto a la santa muerte
Satanás el diablo, es padre de toda mentira, un gran embustero, un gran
charlatán, un “embobador” profesional (Génesis 3:4, Juan 8:44, 1°. Timoteo
2:14, 2°. Corintios 11:3) y hace ver la muerte, No como lo que es; horrible,
fea, espantosa, indeseable, putrefacta, condenatoria, sino como benefactora del
hombre, una deidad, un ente espiritual en favor del hombre etc.
El diabólico culto a la santa muerte es muy antiguo pero la santa muerte como
la conocemos tiene su origen en Córdova Veracruz en el siglo XIX, donde se
le apareció a un brujo local, dictándole hiciera una imagen como la
conocemos ahora, que es similar a concepción medieval de la muerte como un
esqueleto humano descarnado, la santa muerte según esta concepción es
benévola con los seres humanos, ella enseña a “amarse los unos con los otros”
y no hace diferencia entre el rico y el pobre, entre el culto y el ignorante, entre
el hombre y la mujer etc. A veces se acompaña de un Búho que ve mas allá de
lo norma y en la oscuridad, que pude ver el mundo natural y el espiritual. Ella
ayuda a los hombres a morir, tiene poder en sus manos, cuando ella llega ya
no hay mas vida y promete a sus seguidores llevarlos a mejor vida.
En México especialmente esta extendido su culto en una manera masiva, la
gente cree que ella libra de peligro, de accidentes, asaltos y aun puede brindar
éxito sentimental, profesional, deportivo y económico. Existen miles de
formas y maneras en que es representada; en cuadros, figuras, estampas,
dibujos, talismanes etc. Ella exige en los altares que el pueblo le levanta en su
honor, flores, fruta, tequila, luces etc. Librerías, puestos de periódico, tiendas
esotéricas y por las calles se ofrecen diversas imágenes de varios tamaños de
lo que la gente llama “La Santa Muerte”. Este culto, el cual esta muy de moda,
ha dejado muy buenas ganancias a los comerciantes que han sabido sacar buen
provecho de la superstición de las personas pero lo peor es que esta llevando
miles y miles de personas por un camino espantoso de idolatría, y
condenatoria para las almas.
06- El dios Tanatos
Tánatos era el dios de la muerte o la personificación de la muerte según el
concepto de la mitología griega, los griegos diferenciaban la muerte violenta
de la no violenta, Tanatos representa a la primera y se presentaba como un
joven barbudo y alado que usaba una antorcha invertida en sus manos era
hermano de Hipnos el dios del sueño e hijo de Nix diosa de la noche a quien
también se le llama Eufrone o Eubolia que quiere decir “madre del buen
consejo”.
Tánatos fue un dios opacado por la gran sombra del dios Hades, señor del
Inframundo, del infierno y de los muertos. Pero siempre fue aquella sombra,
esa fuerza oculta en la oscuridad, el personaje y situación más inevitable en
todas las culturas: la muerte. La noche tuvo a su hija (la muerte o Thanatos)
sin la participación de un varón, por lo cual muchos la consideran diosa; no
obstante, algunas veces, también la diosa de la muerte es representada como
un genio alado.
Thanatos (la muerte) es también representada con una guadaña, un ánfora y
una mariposa. La guadaña indica que los hombres son cegados en masa como
las flores y las yerbas efímeras, el ánfora sirve para guardar las cenizas, y la
mariposa que vuela es emblema de esperanza en otra vida.
A la muerte se le ubicaba geográficamente en una región comprendida entre
dos territorios de la antigua Hélade, a la derecha el territorio de la noche (su
madre) y a la izquierda el territorio del sueño (su hermano). La muerte o
Tanatos es una deidad capaz de sanar todos los males, pero como es la única
entre todos los dioses que no acepta dádivas, nunca cura a nadie.
El tanatos era un dios temido, poderoso, exterminador, destructor, que todo lo
acababa, encontrarse con él era el claro preludio del término de la vida para
cada individuo, estaba presente en las guerras, en las pestes y en las grandes
calamidades (huracanes, terremotos, erupciones volcánicas et.) en las antiguas
culturas el tanatos era objeto de devoción, respeto pero por sobre todo de gran
temor.
07- “Frases solemnes sobre la muerte”
“Si no conoces todavía la vida, ¿cómo puede ser posible conocer la muerte?”
Confucio (551 AC-478 AC) Filósofo chino.
“Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería una burla
cruel” Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio.
“La muerte llama, uno a uno, a todos los hombres y a las mujeres todas, sin
olvidarse de uno solo -¡Dios, qué fatal memoria!-, y los que por ahora vamos
librando, saltando de bache en bache como mariposas o gacelas, jamás
llegamos a creer que fuera con nosotros, algún día, su cruel designio” Camilo
José Cela (1916-2002) Escritor español.
“La muerte no llega más que una vez, pero se hace sentir en todos los
momentos de la vida” Jean de la Bruyere (1645-1696) Escritor francés.
“La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos” Marco Tulio
Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.
“No le temo a la muerte, sólo que no me gustaría estar allí cuando suceda”.
Woody Allen (1935-?) Actor, director y escritor estadounidense.
“Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche
y día su canción sin fin”. Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y
escritor indio.
“Cada instante de la vida es un paso hacia la muerte”. Pierre Corneille
(1606-1684) Poeta y dramaturgo francés.
“El muerto al hoyo y el vivo al bollo” Refrán popular.
“Ni el sol, ni la muerte pueden mirarse fijamente” François de la
Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.
“La pálida muerte lo mismo llama a las cabañas de los humildes que a las
torres de los reyes” Quinto Horacio Flaco (65 AC-8 AC) Poeta latino.
“La muerte siempre es temprana y no perdona a ninguno” Pedro Calderón de
la Barca (1600-1681) Dramaturgo y poeta español.
“Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche
y día su canción sin fin” Rabindranath Tagore Filosofo y escritor indio (1861-
1914).
08- La respuesta bíblica a la muerte
De los cientos de versos y pasajes bíblicos que mencionan el tema de la
muerte uno de los más emblemáticos es; “Y de la manera que está establecido
para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”
Hebreos 9:27.
Todos los seres humanos, sea quien sea morirán un día. El termino “muerte”
tiene varios significados; la primera de ellas es la muerte física que es ni más
ni menos, que cesación de la vida biológica como ya hemos visto. Adán
experimentó la muerte física tal como lo dice Génesis 5:5, pero antes había
experimentado la muerte espiritual cuando pecó contra su hacedor y Dios se
separó de él, Génesis 3:8 y 24 la muerte espiritual quiere decir básicamente la
separación espiritual entre el ser humano y Dios (Efesios 2:1-2) y otro
significado es la llamada “muerte eterna” que es la forma de muerte mas
espantosa, la mas terrible e indeseable de todas; es la separación definitiva
entre el alma eterna del Dios eterno en el infierno eterno (Salmo 9:17, Lucas
16:22, Mateo 25:41, Apocalipsis 20:15).
La muerte eterna es la condenación eterna del alma en el infierno de un
pecador impenitente que parte a la eternidad sin Cristo como dice la escritura;
“Los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del
Señor y de la gloria de su poder” 2°. Tesalonicenses 1:9.
La muerte de un cristiano es total y diametralmente distinta a la muerte de un
inconverso; la muerte para el hijo de Dios es un paso a la gloria, es una
bendición, es una victoria es partir para estar con el Señor, al morir un
creyente su alma sale de su cuerpo y los ángeles llevan su alma al 3°. Cielo o
paraíso de Dios (Salmo 48:14, Lucas 16:22, Hechos 7:59, 2°. Pedro 1:13-
14) por el contrario la muerte para un pecador es ignominiosa, terrible,
espantosa, condenatoria, cuando muere un pecador su alma eterna va a las
partes mas bajas de la tierra, al infierno eterno de fuego (Números 16:31,
Salmo 9:17, Marcos 9:44, Lucas 16:22-23, Hebreos 9:27).
Para vencer la muerte espiritual y eterna solo se puede lograr por medio de la
fe en Jesucristo, el gran vencedor de la muerte; “Pero que ahora ha sido
manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la
muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” 2°. Timoteo
1:10. Según Pablo la muerte reinó desde Adán en adelante hasta Moisés
(Romanos 5:14) pero Jesucristo mediante su muerte redentora y su gloriosa
resurrección, venció y quebró el poder de satanás, el Señor resucito a varios
muertes como Lázaro (Juan 11:41-44), el hijo de la viuda de Naín (Lucas
7:11-17), a la hija de Jairo (Marcos 5:35-43) y el mismo resucitó al 3° día,
dando pruebas claras y evidentes de su poder extraordinario sobre la muerte.
¿Que es la muerte segunda?
En pocas palabras la muerte segunda es el lago de fuego azufre (no se sabe
exactamente donde se encuentra este lugar), el cual comenzará a funcionar al
final de la historia bíblica en el juicio final del gran trono blanco Apocalipsis
20:15. Cuando un pecador muere físicamente, también lo hace espiritualmente
ya que muere perdido, condenado y separado de Dios; su alma va al infierno
que esta en el centro de la tierra para ser atormentado horriblemente en ese
lugar espantoso (Números 16:31-33, Mateo 12:40, Mateo 25:46, Efesios
4:8) y también para esperar allí, el juicio final del trono blanco que ocurrirá
después del milenio, ese día final el infierno (Hades) entregará sus muertos
(las almas de todos los impenitentes) y la muerte entregará sus muertos, es
decir los cuerpos, para que se produzca la gran resurrección de los pecadores y
luego de que estos comparezcan ante Jesús y sean comprobados sus pecados
(Apocalipsis 20:12) y no se hallen sus nombre escritos en libro de la vida
serán enviando con cuerpo, alma y espíritu al Lago de Fuego que es la muerte
segunda y definitiva (Apocalipsis 2:11, 20:6, 21:8)
09- La gloriosa resurrección de Cristo
La Resurrección de Cristo es uno de los principales fundamentos de nuestra Fe
cristiana. La Resurrección de Cristo es una de las primeras, de las más
importantes doctrinas cristianas, y una grande e irrefutable verdad, con la
proclamación de la cual los apóstoles empezaron su evangelización por tierra
santa y más tarde por todo el mundo. Así como la muerte de Cristo en la Cruz
limpió nuestros pecados, así su Resurrección nos da la garantía de la Vida
Eterna; “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que
durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre,
también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en
Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” 1°. Corintios
15:20-22.
Aunque la Escritura no intenta “probar” que Jesús fue resucitado de entre los
muertos pues lo da por hecho, existen evidencias concluyentes del hecho de
que Él verdaderamente resucitó de entre los muertos al 3° día. La resurrección
de Cristo está registrada en Mateo 28:1-20; Marcos 16:1-20; Lucas 24:1-53
y Juan 20:1-21:25. La resurrección de Cristo también aparece en el libro de
Los Hechos (Hechos 1:1-11). Fijémonos en el dramático cambio en los
discípulos, ellos pasaron del miedo y temor que los hizo esconderse como
gallinas, al entusiasmo, valentía y propagación del Evangelio por todo el
mundo conocido de su tiempo. ¿Qué otra cosa podría explicar este dramático
cambio en ellos, sino la experiencia gloriosa de ver al Señor Jesucristo
resucitado?
Miremos la vida del apóstol Pablo. ¿Qué fue lo que lo cambió de ser un
perseguidor de la iglesia, para convertirse en un apóstol de la iglesia? Esto
sucedió cuando el Cristo resucitado se le apareció en el camino a Damasco
(Hechos 9:1-6). Otra “prueba” indiscutible es la tumba vacía, “La única
tumba vacía del mundo” como dice un precioso himno cristiano. Si Cristo no
resucitó, entonces ¿dónde está Su cuerpo? La arqueología moderna, con todos
sus adelantos, y la ciencia actual con los registros de ADN todavía no pueden
comprobar, como algunos ateos necios quisieran, que la resurrección del
Señor Jesucristo haya sido un gran fraude. Los discípulos y muchos otros
vieron la tumba donde Él fue sepultado. Cuando regresaron, Su cuerpo ya no
estaba ahí. Los ángeles declararon que Él se había levantado de los muertos,
como Él lo había prometido (Mateo 28:5-7). Más aún, otra evidencia de Su
resurrección es la gran cantidad de gente a la que Él se apareció y como Pablo
aseguró, los mas de 500 testigos que lo vieron resucitado (Mateo 28:5, 9, 16-
17; Marcos 16:9; Lucas 24:13-35; Juan 20:19, 24, 26-29; 21:1-14; Hechos
1:6-8; 1°. Corintios 15:5-7).
10- El diablo y el imperio de la muerte
Satanás, el diablo, tenía las llaves de la muerte y del Hades (llaves indica
autoridad para abrir y cerrar, potestad). Él tenía y ejercía un derecho a
condenar a los hombres, reinaba en las mansiones de la muerte, ejerciendo un
derecho de matar y destruir a todo pecador, pues Dios mismo, de acuerdo con
el derecho divino, había decretado: “…Cada cual morirá por su propia
maldad…” (Jeremías 31:30, Ezequiel 18:20).
Satanás, conociendo que Dios en su naturaleza justa no puede volverse de su
palabra, ejercía ese dominio en las cavidades de la muerte. Nadie había podido
escapar de la esclavitud del pecado y al morir no iban al cielo y aun los justos
solo podían acceder al Seno de Abraham (Juan 3:13, Lucas 16:22, Hebreos
2:16). Pero Cristo viviendo una vida santa, cumplió la profecía que decía: “Oh
muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh Seol” (Oseas 13:14).
La muerte sujeta o retiene solamente a los pecadores impenitentes; como
Cristo no tuvo pecado (porque él es el Segundo Adán, que es del cielo 1°.
Corintios 15:47). Cristo no heredó el estigma pecaminoso de la raza de Adán,
porque él fue concebido por la obra y la gracia del Espíritu Santo en el vientre
de María (Lucas 1:34-35). Y aunque fue tentado en todo, y tuvo la posibilidad
de hacer su propia voluntad, se negó a sí mismo para agradar al Padre que le
había enviado para deshacer las obras del diablo (Hechos 10:38, 1°. Juan
3:8), para ejecutar juicio contra la criatura rebelde, contra el ángel caído y
destruir por medio de la muerte al diablo, en el sitio mismo de su imperio
como tan magistralmente lo declara Pablo: “Y despojando a los principados y
potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”
Colosenses 2:15.
Jesús despojó a Satanás de sus derechos, le quitó el poder legal que tenía para
condenar. Ahora el diablo no tiene ningún poder para acusar a los escogidos
de Dios, ni para procesarlos, ni menos para dictar sentencia, porque ahora las
llaves de la muerte y del Hades las tiene Cristo. Dios lo levantó de “los
dolores de la muerte”, y lo ha exaltado a su diestra y lo ha coronado de honra
y de gloria, y lo ha declarado Señor y Cristo para siempre (Salmo 110:1,
Filipenses 2:9, Hebreos 1:3). El diablo fue avergonzado públicamente en la
cruz, su derrota fue exhibida en toda la corte celestial. Ahora, él sabe que
Cristo le venció y es por esta razón que huye al poderoso nombre de Jesús.
En los días de la existencia del Imperio Romano, era costumbre que el general
romano vencedor de una gran batalla entraba a Roma por la vía Apia (la
principal avenida de la ciudad) con su ejército vencedor y era aclamado por
todo el pueblo con vítores, por la hazaña de ganar la batalla. Dicha ceremonia
se denominaba “el Triunfo”. El general exhibía delante de todos a sus
enemigos derrotados tras el desfile de sus tropas. Los reyes vencidos venían
con vestiduras viles, atados por cadenas, humillados y avergonzados. Esto es
lo que hizo Jesucristo cuando murió en la cruz y venció al diablo y le quitó sus
poderes e influencias sobre todos los que aceptan a Jesús.
Ahora, cuando Jesús ascendió a los cielos, fue recibido arriba con
aclamaciones, y recibió la corona de la honra y la gloria de manos de su Padre.
Llevó tras sí la derrota del diablo y sus ángeles caídos, y exhibió a sus
enemigos derrotados ante la corte celestial; “Anulando el acta de los decretos
que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y
clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los
exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” Colosenses 2:14-15.
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es
sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de
los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” Filipenses
2:9-11.
11- “Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte”
“Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte” 1°. Corintios 15:26.
Este versículo es sencillamente extraordinario; doctrinal, esperanzador,
iluminativo, clarificador, exhortativo, afirmativo, pero principalmente
profético; muestra a la muerte como enemiga del hombre, y dice de la muerte
“postrer”, es decir, de los muchos enemigos del hombre que Jesucristo
destruyó y destruirá (el mundo, el diablo, la carne etc.) el último de ellos, será
la muerte, llamado también el “Ángel de la muerte”
En la Biblia, la muerte aparece retratada como un ser enviado por Dios, una
especie inferior de ángel caído. Se trata de un ser espiritual que en algunas
ocasiones se lo llama "Azrrael" o "Samael". En distintos pasajes, se describen
ángeles matando a los primogénitos de los egipcios o a los habitantes de
Jerusalén. En el libro de Job se califica a los ángeles con el nombre
"Memitim" (que significa "destructor") o como "ángeles de la muerte".
Según el Judaísmo
La concepción judía sobre este ser es el siguiente; “Se dice que el ángel de la
muerte fue creado por Dios en el Primer Día… Su casa está en cielo (¿?),
tiene doce alas y posee muchos ojos. A la hora de la muerte de alguna
persona, se encuentra de pie aferrando una espada de la cual pende una gota.
Tan pronto como el hombre debe morir ve al ángel, éste lo agarra y abre su
boca, depositando la gota dentro de ella. Apenas siente su sabor, la persona
muere con el rostro color amarillo. Gracias a esta singular leyenda se origina
la frase conocida como "el gusto de la muerte".
Obviamente que es relato del ángel de la muerte no es que la biblia hace de él,
pues el ángel de la muerte, no puede ser un ángel bueno, ni un ángel de Dios y
mucho menos vivir en el cielo, pues el imperio de la muerte lo tiene satanás, el
diablo sobre todo aquel que no sirve ni ama a Cristo Jesús el Señor.
La tradición judía sigue diciendo; “Esto significa que, para el Judaísmo, el
alma se escapa a través de la boca o -como se indica en otro lugar- a través
de la garganta. Por eso, el "ángel de la muerte" se para frente a la víctima: la
espada del ángel de la muerte indica que se trata de un guerrero que mata
tanto a niños como a hombres sin dudar. En algunas representaciones
iconográficas aparecen cuchillos en vez de espadas”.
Precisamente en Apocalipsis 6:7-8 se muestra al cuarto jinete montando un
caballo amarillo como el ángel de la muerte, un ente real, un personaje, un ser
espiritual con un color muy particular, el amarillo verdoso, el color de la
muerte, el color característico que adquieren los cadáveres. Y la escritura
señala que el mismo infierno le sigue y que recibe poder para quitarle la vida a
la cuarta de los seres humanos que estarán en la tierra en los días horrendos de
la gran tribulación.
En lo concerniente a la muerte redentora del Señor debemos recordarle que el
murió voluntariamente. ¡Nuestro Señor no murió a causa de la muerte, sino
que Él dejó su vida por propia voluntad! A esto se refiere el mismo Cristo en
Juan 10:18: “Nadie me la quita (la vida), sino yo de mí mismo la pongo.
Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar”. ¡Y en
segundo lugar, fue quitado al diablo el “poder de la muerte”, ya que la misma
no pudo retener a nuestro Señor, el Príncipe de vida alabado sea Dios!
En Hechos 2:23-24 vemos que el apóstol Pedro predicó esta gloriosa y
maravillosa verdad en su discurso de Pentecostés, al decir de Jesús: “A éste,
entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios,
prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios
levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese
retenido por ella”. ¡Por esa razón le fue quitado el poder a la muerte,
recibiendo su derrota! ¡Jesucristo puso a la muerte en ridículo, ya que a los
tres días se despidió de ella! ¡Ésta ya no pudo retenerlo!
“Hermanos queridos; definitivamente la muerte está vencida”
Hemos llegado aquí al punto final, la consecuencia de esta magnífica verdad:
¡así como la muerte no pudo retener de ninguna manera a nuestro Señor Jesús,
tampoco puede retenernos a nosotros! Porque si Jesucristo venció la muerte y
ahora pertenecemos a Jesús, entonces ha perdido para nosotros su espanto y
efecto. Ella, por cierto, sigue estando allí, pero ha perdido su poder sobre
nosotros los hijos de Dios. Esto está descrito de manera muy clara por Pablo
en Filipenses 1:21-23; “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es
ganancia. Más si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra,
no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho,
teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor” y
también Pablo dice de la muerte; “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado,
y el poder del pecado, la ley” 1°. Corintios 15:55-56.
Podemos hallar en estos preciosos versículos de las sagradas escrituras la
asombrosa consecuencia de la inhibición y derrota total del poder de la
muerte: ¡A causa de la muerte de nuestro Salvador Jesucristo en la cruz del
calvario, ya no tenemos que temer! La muerte aún existe, pero no nuestro
temor hacia ella, ya que no puede ejercer sobre nosotros un poder permanente;
ya no puede retenernos. ¡Qué gran consuelo, qué gran bendición, qué alivio
nos ha dado el Señor a través de esta victoria sobre la muerte! Nosotros no
somos como aquellos que “No tienen esperanza”, como los pecadores que
mueren perdidos sin haber recibido a Jesucristo como su salvador, ¡Alabado
sea Dios para siempre!
Los creyentes debemos estar consientes de que podemos en cualquier
momento partir (o morir) a la presencia santa de Dios, lo cual es ganancia para
cada uno de nosotros. La muerte no debe atemorizarnos de ningún modo, sino
alegrarnos (Mateo 10:28, Filipense 1; 21-23, 2°. Timoteo 4:8, 2°. Pedro
1:13-14, Apocalipsis 14:13) El verdadero hijo del Señor, el redimido en la
sangre de Jesucristo, no puede tener temor a morir, no puede ver la muerte
como un misterio, como algo enigmático, muy por el contrario, las sagradas
nos alientan a esperar la muerte:
“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se
deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos,
eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos
de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y
no desnudos. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos
con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para
que lo mortal sea absorbido por la vida” 2°. Corintios 5:1-4.
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque
esté muerto, vivirá” Juan 11:25.
“Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor
morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así
de los muertos como de los que viven” Romanos 14:8-9.
“Estimada es a los ojos de Jehová. La muerte de sus santos” Salmo 116:15.
“Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en
adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán
de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” Apocalipsis 14:13.
Jesús dijo; “y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos
de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” Apocalipsis
1:18.
“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni
habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y
el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las
cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles” Apocalipsis
21:4-5.
“Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de
manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de
vinos purificados. Y destruirá en este monte la cubierta con que están
cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones.
Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima
de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra;
porque Jehová lo ha dicho” Isaías 25:6-8.
¡Amén, Gloria a Dios, aleluya!