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1. Ahorcándose (Mateo 27:3-8)
"Entonces Judas, el que lo había entregado, viendo que era condenado,
devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y
a los ancianos, diciendo: –Yo he pecado entregando sangre inocente. Pero
ellos dijeron: –¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Entonces, arrojando
las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó. Los principales
sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: –No está permitido
echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Y, después
de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de
los extranjeros. Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy:
«Campo de sangre».
2. Cayéndose (Hechos 1:16-19)
Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura que el Espíritu
Santo, por boca de David, había anunciado acerca de Judas, que fue guía de
los que prendieron a Jesús, y era contado con nosotros y tenía parte en este
ministerio. Este, pues, que había adquirido un campo con el salario de su
iniquidad, cayó de cabeza y se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se
derramaron. Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal
manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama (que
significa "Campo de sangre")"
Para comenzar este tema debemos decir que en la biblia existen muchos
registros de gente que se suicidó. Los dos casos más conocidos son la muerte
de Judas y la muerte de Saúl. Los enemigos de la biblia dicen que hay
contradicciones y errores en los relatos de ambos sucesos (Judas se ahorcó o
murió por accidente, Saúl ¿se quitó la vida, o lo mató el joven amalecita?). En
cuanto a Judas no hay contradicción alguna en estas versiones. ¡Ambas son
ciertas! Una contradicción ocurre cuando una declaración excluye la
posibilidad de otra. Contradicciones sí ocurren con frecuencia inesperada, en
el Corán . Pero en la Biblia, ¡estas contradicciones no existen en lo absoluto!
Lo que obviamente sucede entre estas dos versiones del mismo suceso es que
una dice que Judas, perseguido por su horrenda sensación de culpabilidad "fue
y se ahorcó", mientras que la otra fuente histórica nos amplía y nos dice que

su cuerpo "cayó de cabeza y se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se
derramaron"
En otras palabras, cuando Judas se colgó, la rama del árbol o el lazo que usó
para colgarse, se partió y su cuerpo cayó al suelo y sus entrañas se
derramaron. Además note que Mateo 27:3-8 nos dice específicamente cómo
Judas murió, colgándose. Sin embargo, Hechos 1:16-19 no nos dice cómo
murió, sino que nos dice lo que sucedió con su cuerpo. Cuando un accidente
ocurre, la policía entrevista a personas que estuvieron presentes. Personas
ubicadas en ángulos diferentes proporcionan datos que otras personas no
pudieron proporcionar por el ángulo en que se encontraban.
Estas dos escrituras bíblicas se complementan entre sí. Una dice la forma en la
que Judas murió, y la otra nos dice lo que sucedió con su cuerpo una vez
murió.
La muerte de Saúl (más bien dicho, el suicidio de Saúl)
1. Lo hizo Saúl (1° Samuel 31:4) – "Entonces dijo Saúl a su escudero:
«Saca tu espada y traspásame con ella, para que no vengan estos
incircuncisos a traspasarme y burlarse de mí». Pero su escudero no
quería, pues tenía gran temor. Tomó entonces Saúl su propia espada y
se echó sobre ella…”
2. Lo hizo el Amalecita (2°. Samuel 1:8-10) – "Me preguntó: "¿Quién
eres tú?" Yo le respondí: "Soy Amalecita". Luego me dijo: "Te ruego
que te acerques y me mates, porque se ha apoderado de mí la angustia;
pues aún sigo vivo". Yo entonces me acerqué y lo maté, porque sabía
que no podía vivir después de su caída. Tomé la corona que llevaba
sobre su cabeza y el brazalete que tenía en su brazo, y se los he traído
aquí a mi señor."
1°. Samuel 31:4 nos proporciona la clara información de lo que en realidad
sucedió, mientras que 2°. Samuel 1:8-10 solamente dice la versión según la
dio el Amalecita.  Lo más probable es que el Amalecita aprovechó esta
oportunidad para beneficiarse de la muerte del Rey, recogiendo su brazalete y
corona y trayéndoselos, presuroso al Rey David.
Desdichadamente para el tramposo Amalecita que informo a David, en 2°.
Samuel 1:13-16 se nos dice lo que a continuación sucedió:

"David preguntó luego a aquel joven que le había traído la noticia: ¿De
dónde eres tú? Soy hijo de un extranjero, Amalecita -respondió él. -¿Cómo no
tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová? -le dijo
David. Entonces llamó David a uno de sus hombres, y le dijo: -Ve y mátalo. Él
lo hirió, y murió, mientras David decía: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues
tu misma boca atestiguó contra ti, al decir: "Yo maté al ungido de Jehová".
Como vemos, la mentira no paga. El Amalecita pensó que como Saúl andaba
persiguiendo a David, él se alegraría de la muerte del Rey Saúl, pero fue todo
lo contrario. Hubo justicia divina aquí. Al mentiroso siempre le llega su día.
Si este es el tipo de "errores" y "contradicciones" que los críticos encuentran
en la Palabra de Dios, siempre debemos estar; "preparado a responder a todo
el que me pida razón de la esperanza que tengo, pero lo hago con humildad
y respeto. Me porto de tal modo que mi conciencia esté tranquila, para que
los que hablan mal… se avergüencen de sus propias palabras." 1°. Pedro
3:15-16
El suicidio no es un camino más rápido al cielo

Es extraño oír hoy un predicador que hable del tema del suicidio y de sus
efectos en la eternidad, muchos eluden hablar de lo que establece tan
claramente la Palabra de Dios. Hoy, sin embargo, tenemos que contestar a
interrogantes tales como este: ¿Está bien suicidarse y todavía marcharse al
cielo? ¿Está bien incinerar el cuerpo de un cristiano que ya partió a la
presencia del Señor?
Pero, lo que más me preocupa, es que tenemos a muchos expositores
bíblicos de renombre, conocidos internacionalmente y quienes están al frente
de iglesias muy numerosas, cuyas enseñanzas ponen en peligro la sana
doctrina. Uno no puede menos que alarmarse frente a tanta confusión e
ignorancia. No podemos tomar el asunto del suicidio o la incineración con la
misma liviandad que lo hace el mundo. Existe hoy la tendencia de confiar
más en algún predicador destacado, especialmente si tiene el título de
psicólogo, que en la Biblia. Por falta de interés o por negligencia, los
cristianos no leen la Palabra de Dios y en la mayoría de iglesias no hay
estudios bíblicos metódicos y auténticos para la vida práctica del cristiano.

Mi convicción es que la Palabra de Dios permanece hoy tan firme como
cuando Dios les entregó el Canon Sagrado a aquellos hombres a quienes
inspiró y guió en cada paso del proceso del Libro Sagrado. Hoy escuchamos
respuestas vagas como estas: “Bueno a mí me parece que… tal vez lo que
quiere decir es…” o “Bueno… eso depende de cómo se interpreta… Es algo
que cada quien debe decidir, siempre que uno sea sincero”.
Este tipo de argumentos y tanta incertidumbre, sólo crea mayor confusión y
conduce a muchos cristianos a una vida peligrosamente comprometida con el
ocultismo, so pretexto de “experiencias espirituales avanzadas”. Hoy, como
en los días de la Reforma de Lutero, debemos volver nuevamente a la Biblia,
leyéndola guiados por el Espíritu Santo, creyendo en sus enseñanzas y
viviendo como cristianos. Le invito a que examine conmigo este intrincado
tema del suicidio. Es probable que tal vez no le agrade el desarrollo de este
tópico desde un ángulo puramente bíblico, pero nada podemos contra la
verdad sino por la verdad;
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre
de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” 2°.
Timoteo 3:16-17.

¿Qué es el suicidio?

No es necesario investigar mucho, pues todos sabemos que suicidio es
ocasionarse uno mismo la muerte. Sea esto en forma lenta y progresiva,
como por ejemplo mediante alguna droga, el alcoholismo, privarse de la
comida, o bien, darse un tiro en la sien, tirarse de un décimo piso,
ahorcarse, tomar veneno, etc. No importa la razón, el suicidio es siempre
suicido. “Acabar con la vida” – dicen algunos, pero nada más lejos de la
realidad. El suicidio no acaba con la vida, solamente le pone fin a las
oportunidades que la vida nos ofrece mientras estamos en nuestro cuerpo.
La persona que se suicida va a la eternidad completamente consciente de
sí misma, de los demás y de lo que ha hecho con su vida.
Es completamente increíble saber hoy, que muchos “consejeros” cristianos
hablan del suicidio como algo que… “acelera nuestra partida a la presencia
del Señor”. Mucho me gustaría que me mostraran algún texto bíblico que
diga que el suicidio es un camino aceptable (aunque no sea el mejor) delante

de Dios, para que el salvo acelere su partida a la presencia del Señor, que
muestren un pasaje bíblico que diga que si un cristiano se quita la vida se va
al cielo. Por la Biblia conocemos la vida de gigantes espirituales como Juan
el Bautista; la de profetas del Antiguo Testamento, tal como Jeremías, que
sufrió tanto, lo mismo que muchos otros; también sabemos de Pablo quien
estuvo prisionero por años sabiendo que le esperaba la muerte en cualquier
momento, sin embargo a ninguno de ellos se les ocurrió jamás el suicidio.
Cuando alguien se quita la vida, deja en la familia y los amigos hondas
cicatrices emocionales y provoca sentimientos de soledad, culpabilidad y
desorientación. Por razones de espacio, voy a limitar mi respuesta a unas
breves observaciones. Distingamos en primer lugar entre suicidio y martirio,
que es la decisión de entregar la vida motivada por convicciones
fundamentales e irrenunciables, e incluye actos heroicos de sacrificio propio
para preservar otras vidas (por ejemplo, un soldado que cubre con su cuerpo
una granada que va a explotar y de ese modo salva a otros). Mientras que el
suicidio niega el valor de la vida presente por considerarla insoportable, los
otros casos expresan respeto y amor por la vida, y por el prójimo.
El impacto moral del suicidio puede evaluarse mediante una comprensión
bíblica de la vida humana: Dios la creó, y no somos dueños de ella como
para usarla y descartarla como nos plazca. El sexto mandamiento también
tiene algo que decir sobre el tema. Por lo tanto, un cristiano no debe
considerar el suicidio como solución moralmente válida al dilema de vivir en
un mundo donde se experimenta dolor físico y emocional.
¿Qué actitud debiéramos asumir ante el suicidio de un ser amado? En primer
lugar, la psicología y la psiquiatría indican que el suicidio a menudo es
resultado de una honda conmoción emocional o de desequilibrios químicos
relacionados con un profundo estado de depresión y temor. No debiéramos
condenar a la persona que ha optado por el suicidio en estas circunstancias.
En segundo lugar, la perfecta justicia de Dios toma en cuenta la intensa
perturbación que se produce en nuestras mentes agitadas.
El nos entiende mejor que ningún otro. Debemos colocar el futuro eterno de
nuestros seres amados en sus manos amorosas. Además, con la ayuda de
Dios, debemos aceptar que quienes intentan suicidarse necesitan auxilio
profesional pero esencialmente espiritual y lamentablemente muchas veces
no estamos en condiciones de proporcionárselos.
Si un creyente se suicida se va al mismo infierno, aunque los actuales

movimientos calvinistas pretenden hacer creer que la obra de Cristo es tan
radical que si un creyente se quita la vida, puede perder un galardón en el
tribunal de Cristo, pero jamás la salvación, la biblia dice otra cosa;
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en
vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él;
porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” 1°. Corintios
3:16-17.
“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los
fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su
parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”
Apocalipsis 21:8.
“Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy
yo Dios, que mate y dé vida…” 2°. Reyes 5:7.
“Jehová mata, y él da vida; El hace descender al Seol, y hace subir”
Salmo 2:6.
El suicidio es pretender uno mismo hacer el papel de Dios y decidir
cuándo debe terminar nuestra carrera terrenal. En el fondo de este
problema se puede percibir la idea de que, al menos en ciertas
circunstancias, uno puede hacer el papel de Dios y que esto, está
perfectamente bien. Una pregunta muy frecuente es: “¿Puede un cristiano
llegar a suicidarse?”. Y la respuesta de muchos hoy es: “Por supuesto que
sí, y lo único que le sucede es que llega antes que los demás a la presencia
de su Salvador”.
Al estudiar el suicidio más detenidamente, debemos analizar unos cuantos
elementos y no llegar a conclusiones precipitadas que sólo abrirían una
brecha muy peligrosa, pero sobre todo anti bíblica. El hecho de que haya
líderes de renombre que enseñen estas cosas, no implica necesariamente que
sean aceptables.

Los suicidas en la Biblia

1. EL REY SAÚL – Usted se sorprenderá cuando lea la Biblia y descubra a
los personajes que se quietaron la vida. El rey Saúl se había alejado de Dios,
hasta el punto que fue a consultar a una adivina en Endor. Al ser rechazado
por Dios buscó refugio en Satanás a través de una hechicera, costumbre

pagana estrictamente prohibida para aquellos que conocen al Señor. Al
pelear contra los filisteos, Dios no acudió a auxiliar a este rey apóstata y él
no tuvo otra alternativa que el suicidio. La Biblia dice: “Y arreció la batalla
contra Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y tuvo gran temor de ellos.
Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y traspásame con ella,
para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me escarnezcan.
Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su
propia espada y se echó sobre ella. Y viendo su escudero a Saúl muerto, él
también se echó sobre su espada, y murió con él. Así murió Saúl en aquel
día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones” 1°.
Samuel 31:3-6.
Note que tanto Saúl como su escudero, ambos suicidas, tuvieron temor. El
miedo es uno de los aliados del suicida en potencia. El temor de Saúl lo llevó
al suicidio, y el temor es el aliado de hombres y mujeres que viven en
enemistad con Dios. Ningún cristiano podrá jamás llegar a creer que si quita
la vida, se le acabarán sus problemas y así llegue más rápido a su encuentro
con Jesús.
La Biblia dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa
fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no
ha sido perfeccionado en el amor” 1°, Juan 4:18. ¿Cómo es posible que un
cristiano recurra a la violencia del suicidio, el arma de Lucifer, quitándose la
vida? Pero Saúl y su escudero no fueron los únicos suicidas en la Biblia, sino
que tenemos más.
2. AHITOFEL – Este hombre llamado Ahitofel, cuyo nombre significa
“Hermano de la Locura”, fue un traidor. Este extraño personaje era amigo
íntimo de David y seguramente su mejor consejero. David lo consideraba un
gran consejero, basta leer lo que dice la Escritura: “Y el consejo que daba
Ahitofel en aquellos días, era como si consultase la palabra de Dios. Así era
todo consejo de Ahitofel, tanto con David como con Absalón” 2°. Samuel
16:23. Pero, ¿realmente era tan malo este “Hermano de la Locura” llamado
Ahitofel? No sé si recuerda que uno de los episodios más horribles en la
sublevación en contra de David fue la actitud del orgulloso Absalón cuando
violó públicamente, a la vista de todo el pueblo, a las concubinas de su
padre. ¿Y quién cree que le dio este brillante consejo? “Entonces dijo
Absalón a Ahitofel: Dad vuestro consejo sobre lo que debemos hacer. Y
Ahitofel dijo Absalón: Llégate a las concubinas de tu padre, que él te dejó
para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho

aborrecible a tu padre, y así se fortalecerán las manos de todos los que
están contigo. Entonces pusieron para Absalón una tienda sobre el terrado,
y se llegó Absalón a las concubinas de su padre, ante los ojos de todo
Israel” 2°. Samuel 16:20-22.
Lo que Ahitofel no había calculado era que sus consejos serían frustrados,
porque vino otro hombre de nombre Husai, a quien Absalón también le
preguntó porque quería estar seguro de que el consejo de Ahitofel era
correcto. “Entonces Husai dijo a Absalón: El consejo que ha dado esta vez
Ahitofel no es bueno. Y añadió Husai: Tú sabes que tu padre y los suyos son
hombre valientes, y que están con amargura de ánimo, como la osa en el
campo cuando le han quietado sus cachorros. Además, tu padre es hombre
de guerra, y no pasará la noche con el pueblo (…) Entonces Absalón y todos
los de Israel dijeron: El consejo de Husai arquita es mejor que el consejo de
Ahitofel. Porque Jehová había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel
se frustrara, para que Jehová hiciese venir mal sobre Absalón (…) Pero
Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, y se
levantó y se fue a su casa a su ciudad; y después de poner su casa en orden,
se ahorcó, y así murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre” 2°.
Samuel 17:7-8, 14-23.
Pretender que este hombre, por haber sido tan buen consejero de David, se
fue al cielo al suicidarse, es anti bíblico y completamente fuera de la
realidad. Pero, ¿por qué se suicidó Ahitofel? Porque no se aceptó su consejo,
porque descubrió lo que se le venía encima, por su hipocresía y traición, tal
vez porque ya no tenía otra alternativa, ni siquiera le habría ayudado el
arrepentimiento aunque lo hubiera procurado.
3. ZIMRI – El tercer suicida que menciona la Biblia es Zimri, y el
diccionario bíblico, dice de este personaje: “Quinto rey de Israel, cerca del
año 876 AC… Zimri asesinó a su señor durante una borrachera en casa de
Arsá, su mayordomo, en Tirsa; exterminó toda la casa de basa y se apoderó
del trono, pero no pudo sostenerse, pues, después de siete días de reinado,
fue reemplazado por Omri; entonces Zimri, encerrándose en el palacio real,
le prendió fuego estando él mismo dentro, y así murió”. Y dice la Biblia:
“Mas viendo Zimri tomada la ciudad, se metió en el palacio de la casa real,
y prendió fuego a la casa consigo; y así murió” 1° Reyes 16:18.
Pero, ¿por qué se suicidó Zimri? El versículo siguiente nos lo aclara: “Por
los pecados que había cometido, haciendo lo malo ante los ojos de Jehová, y
andando en los caminos de Jeroboam, y en su pecado que cometió, haciendo

pecar a Israel” 1° Reyes 16:19.
Los pecados que usted y yo hemos cometido tienen solución mucha gente
que suicida piensan que no existe solución a su problema o bien la carga
espantosa de sus pecados los agobia de tal manera que creen que no tienen
posibilidad de perdón.
Si rechazamos esa única solución que Dios nos ofrece, Satanás muy pronto
ofrecerá la suya; el suicidio. Dios promete personarnos y restaurarnos, pero
Satanás trata de convencer a sus víctimas que para ellos es mucho mejor la
muerte que la vida (Mateo 4:5-6, Juan 8:44, Juan 10:10, Apocalipsis
9:11). Todos cuantos se suicidaron entre los personajes bíblicos, conocieron
a Dios, tuvieron la oportunidad de servirle, arrepentirse y corregirse, fueron
creyentes pero de igual manera se quitaron la vida; ¿habrán ido al cielo?
¡Claro que No! Hay una gran diferencia entre un pecador que tiene la
oportunidad de reconciliarse con Dios, y un pecador que cierra todas las
puertas. La única que le queda ampliamente abierta es la “garganta del
diablo” que se llama suicidio y muchos cristianos agobiados, deprimidos o
desesperados han cometido suicidio.
Satanás convence a su víctima de que dejará de sufrir, o tal vez valiéndose
de algún consejero, le persuade de que irá al cielo, le da valor suficiente para
suicidarse, porque los valientes de Satanás a menudo remachan su valor con
el suicidio.
El suicidio es la manifestación más elocuente de la cobardía. Y la Biblia
habla así de los cobardes: “pero los cobardes e incrédulos, los abominables
y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los
mentirosos tendrán su parte en el lago de fuego y azufre, que es la muerte
segunda” Apocalipsis 21:8. Esta lista infernal está encabezada por los
“cobardes”. El suicida es un cobarde pero además un gran egoísta que piensa
en su salida pero no el tremendo y profundo dolor que le producirá a su
familia y amigos.
Judas conocía muy bien al Señor, fue discípulo, fue un creyente tuvo todas
las oportunidades de arrepentirse y pedir perdón a Dios, pero de manera
deliberada optó por la traición sin creer nunca que su carrera terminaría en el
suicidio y el infierno. Es necesario que recordemos también que Judas asistió
a la mejor escuela teológica del mundo. Jamás ha habido un grupo de
estudiantes tan afortunados como ese puñado de 12 hombres que estudiaron
a los pies del Señor Jesucristo. Judas se suicidó cuando recapacitó y se dio
cuenta de lo que le había hecho al Señor. Creo que si Judas viviera hoy, más

de un psicólogo y consejero en alguna de nuestras iglesias le animaría a que
olvidara el pasado, a que saliera de esa depresión, a que evitara esa
recurrencia cíclica.
El cristiano y su cuerpo
Antes de optar por el suicidio, cada hombre y cada mujer deberían detenerse
por un momento y reconocer que el cuerpo que tiene no es de su propiedad,
sino que es sólo la habitación, el lugar en que viven. El cristiano debe
recordar siempre que su cuerpo es morada del Espíritu Santo. Jesús habló de
esto cuando dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al
Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve, ni
le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en
vosotros” Juan 14:15-17. Jesús le dijo esto a los suyos, mucho antes que el
cuerpo del redimido se convirtiera en morada del Espíritu Santo. Todo
cristiano debe reconocer la presencia tan sublime del Espíritu Santo en su
cuerpo.
El verdadero templo del Señor, su verdadera propiedad, es nuestro cuerpo.
De ahí que quien se suicida es peor que un sacrílego, porque destruye la
habitación potencial del Espíritu Santo y su alma termina condena lejos de
Dios en el infierno (Números 16:31, Salmo 9:17, Marcos 9:44, Mateo
25:46, Apocalipsis 20:15)
Pero si el asunto del suicidio es tan serio, ¿qué debemos hacer entonces
cuando se tiene esta inclinación? Es posible que Satanás tiente al hombre o a
la mujer salvos para que acaben con su vida, él siempre tienta a todos
valiéndose de todos los medios, el cristiano puede evitar la tentación del
suicidio en momentos de terrible depresión. Quien está deprimido,
acongojado, preocupado o frustrado, aun siendo cristiano, debe conocer los
recursos que Dios tiene para tales casos. La oración es uno de ellos, es
necesario platicar con el Señor. La lectura de la Biblia, especialmente los
Salmos, proporcionan gran ayuda. Asimismo ayuda, el conversar con alguna
persona amiga de reconocido testimonio cristiano, sensible al dolor ajeno y
dispuesto a socorrer.
Si usted no es cristiano, su recurso es arrepentirse de sus pecados y depositar
su fe en Cristo Jesús. Mientras siga visitando a las hechiceras o concurra a
los círculos satanistas, sólo está acercándose cada vez más al extremo de la
soga que le llevará a la horca. Una cosa que debe recordar, es que todo el

mundo sufre de dolor, frustraciones o temor ocasional. De modo que usted
no es el único cristiano que lo padece. Así ha sido siempre, por eso dice la
Biblia: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os
exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque
él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario
el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al
cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van
cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda
gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis
padecido un poco de tiempo, él mismo os perfecciones, fortalezca y
establezca” 1°. Pedro 5:6-10.
Note bien que Pedro nos dice que debemos humillarnos delante de Dios. No
tenemos que elevar nuestra autoestima, sino humillarnos voluntariamente.
Debemos tener presente que Dios tiene cuidado de nosotros y que el diablo
anda como león hambriento buscando a los cristianos débiles para
destruirlos. También nos dice que en lugar de buscar consejeros, magos,
adivinos o a profesionales encargados de nuestra condición emocional, le
resistamos firmes en la fe, porque nadie jamás nos ayudará tanto en esta
lucha, como la fe depositada en nuestro Salvador. Nos dice que debemos
recordar siempre que nuestros hermanos también sufren padecimientos en
todo el mundo. Tal vez usted piense que es un mal cristiano y por eso sufre,
pero otros cristiano en el mundo también pasan por experiencias muy
parecidas a la suya. El apóstol también nos dice que sólo debemos acudir al
“Dios de toda gracia”, porque él tiene la virtud de perfeccionarnos,
afirmarnos, establecernos y fortalecernos.
Podemos muy bien decir con el Salmista: “Conoce Jehová los días de los
perfectos, y la heredad de ellos será para siempre. No serán avergonzados
en el mal tiempo, y en los días de hambre serán saciados (…) Por Jehová
son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino. Cuando el
hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano”
Salmo 37:18, 19, 23, 24.
El cristiano camina seguro tomado de la mano de Dios, no tomado de una
pistola, de un veneno, una soga o arrojándose desde un décimo piso. “Dios
es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los
montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y
tiemblen los montes a causa de su braveza” Salmo 46:1-3.

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