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“CONGREGARSE Y SOMETERSE A UN PASTOR;
¿COSTUMBRE EVANGELICA U ORDENANZA

BIBLICA?”

“No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” Hebreos

10:25.

“Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por
vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con
alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso” Hebreos

13:17.
Introducción

Este es el 19ª. Libro del nuevo testamento, de autor desconocido, escrito
antes del año 70 d.C. no se sabe el destino de esta carta, se piensa que
puede haber sido Roma, a los judíos que eran creyentes en Cristo los cuales
eran perseguidos por causa de su fe. El tema central de la epístola es que la
ley y las promesas mesiánicas están cumplidas plenamente en Jesús el Hijo
de Dios, que la ley solo presentaba una vislumbre del glorioso evangelio
del Señor Jesucristo, que cada hijo de Dios debe perseverar en la fe y en la
salvación, y de las terribles consecuencias de la apostasía.
La iglesia cuerpo de Cristo; orden y sujeción de sus miembros
Estos dos versículos escogidos en este tema son esenciales para entender el
gobierno interno que rige a la iglesia del nuevo testamento: la iglesia,
cuerpo de Cristo compuesta por todos los verdaderos creyentes en Cristo
sellados y bautizados en el Espíritu Santo (Mateo 16:18, Romanos 12:5,
Colosenses 2:18-19, Efesios 4:15-16, 1ª. Timoteo 3:15), tiene un sistema
de gobierno, de orden, de sujeción y trabajo claramente establecido, y que
cada uno de nosotros debe cuidar de observar celosa y obedientemente.
Dentro de ese orden destacamos dos mandamientos importantísimos; cada
cristiano debe congregarse en una iglesia, denominación, congregación,
asamblea o como se quiera llamar, y cada creyente tiene el deber de estar
sujeto, obedecer, reconocer y estar sometido a la (s) personas (s) que
preside (n) la iglesia local.
La iglesia como un organismo ha sido ordenada sobre la base del mismo
principio del cuerpo humano, porque cada parte se relaciona con las demás
partes y todo el cuerpo se relaciona con la cabeza que dirige el cuerpo.
Aunque el cuerpo de Cristo no es una organización, sin embargo, en la
iglesia local, tanto en los tiempos bíblicos como ahora, es necesario tener
cierta organización en la práctica. En el concilio de Jerusalén se ilustra el
gobierno representativo (Hechos 15), donde los apóstoles y ancianos
reunidos fueron considerados como una autoridad en cuestiones doctrinales

surgidas en las iglesias naturalmente, bajo la autoridad de Cristo mismo
todos los creyentes eran considerados iguales en cuanto a su relación con
Cristo, su salvación y la manifestación de los dones del Espíritu, pero
algunos de ellos eran escogidos por Dios (Marcos 3:13, Hechos 14:23,
Efesios 4:11, Hebreos 5:4) para enseñar la palabra, dirigir la iglesia y
tomar decisiones importantes; ellos eran los obispos, ancianos, pastores etc.
Los líderes de iglesias locales; necesarios para el desarrollo de la obra
En la era apostólica los obispos y ancianos en una iglesia local eran varios,
aunque quizás algunos tenían más autoridad como líderes que otros. Los
obispos y ancianos recibían la carga de ciertas responsabilidades tales
como gobernar la iglesia (1ª. Timoteo 3:4-5, 5:17), tenían que proteger la
iglesia contra el error moral o teológico (Tito 1:9) y debían dirigir o
supervisar la iglesia en la forma que un pastor lo haría con su rebaño (Juan
21:16, Hechos 20:28, Hebreos 13:17). Aunque eran designados por los
apóstoles, parece que a medida que las iglesias maduraban, Dios mismo era
quien los designaba, y la designación era un reconocimiento de sus
cualidades espirituales que los calificaban para los puestos de liderazgo
(Hechos 14:23, 20:28, Tito 1:5, 1ª. Pedro 5:2). Además de los ancianos y
obispos, otros eran designados diáconos. En la iglesia primitiva se
preocupaban en el cuidado de los necesitados y en ministrar a las
necesidades físicas, aunque también podían tener dones espirituales
(Hechos 6:1-6, 1ª. Timoteo 3:8-13).

Dos posturas extremas equivocadas

En relación con el tema de si el creyente debe o no congregarse en una
iglesia local y estar sometido a un pastor o líder sano en la fe existen, dos
posturas extremas, que son antibíblicas y dañinas para la vida espiritual;
01- Las ovejas sin redil y sin pastor= muchos cristianos a juzgar por su
postura y creencia dan a entender; “Yo soy cristiano, del cuerpo de Cristo,
así que no debo estar sometido a una denominación ni a un hombre
pecador”. Esta postura es una postura libertina, fácil de vivir que promueve
y justifica el desorden, la insurrección y expone al creyente al error, al
pecado y la creencia y propagación de falsas doctrinas por el hecho de no
estar bajo cobertura como la Biblia lo ordena (Hechos 4:34-35, 1ª.
Tesalonicenses 5:12-13, Efesios 5:21, 1ª. Timoteo 5:17-19, Hebreos
13:17).
02- Las ovejas sin convicciones y esclavas de organizaciones y falsos
lideres= muchos cristianos a juzgar por su postura y creencia dan a
entender; “Yo soy cristiano de tal iglesia y debo someterme si o si, no
importa la doctrina de esta iglesia ni el testimonio del líder”, esta postura
es postura católica, piramidal y sectaria que promueve la dictadura
religiosa, la manipulación y propagación del pecado del ego humano, la

idolatría al hombre y además quita a Cristo la supremacía sobre la iglesia
para colocarla en hombres mortales y falibles (Números 16:1-26, Mateo
23:1-33, 2ª. Tesalonicenses 3:6, 3ª. Juan 9-10, Judas 11).
Lo que la Biblia dice en relación a este tema

La postura bíblica correcta es; cada creyente en Cristo que tiene el Espíritu
Santo y es miembro del cuerpo de Cristo, deberá asistir a una congregación
cristiana de sana doctrina, para allí recibir alimento espiritual, discipulado,
comunión con los demás creyentes, apoyar la obra de Dios y capacitarse
para ejercer el servicio cristiano (Salmo 122:1, Salmo 135:2, Salmo 84:1,
Salmo 133:1-3, Juan 20:19, Hechos 5:12). Si su congregación se desvía
de la sana doctrina e impone un modelo mundano de enseñanza o su pastor
(líder) no vive una vida genuina de acuerdo con lo que la Biblia exige, y
allí se pretende una manipulación grotesca de los creyentes y sacar
provecho de la sujeción para dominar, controlar su vida o sacar ganancia
económica de él, ese creyente debe abandonar ese lugar (Mateo 7:15-20,
Hechos 5:39, 1°. Corintios 7:23, 1°. Corintios 15:11).
Un hijo de Dios no puede tener el cuidado pastoral que debe si no está
asistiendo la iglesia. Los pastores y ministros tienen la responsabilidad de
predicar y enseñar a todos los salvos. El maestro necesita conocer al
estudiante para darle lo que necesita. Para funcionar como Dios quiere, un
grupo de creyentes tienen que tener una organización formal, con servicios
regularmente en la semana y principalmente los domingos, con
predicación, con alguien fiel que lidere la congregación, con disciplina para
los del grupo que andan mal, y un esfuerzo organizado para evangelizar y
discipular. Además es muy fácil para que uno justifique o racionalice sus
pecados cuando no tiene contactos con otros cristianos más maduros que él.
Esto de corregir, regañar, y redargüir es el ministerio de los líderes de la
iglesia.

Culminación

Tal como dice el pasaje que encabeza este tema, no debemos adquirir la
mala costumbre de no estar en la casa de Dios y no estar bajo cobertura,
cuanto más sabiendo que Cristo viene. Imitemos el modelo de la iglesia
apostólica; “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo
el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de
corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo, y el Señor
añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” Hechos 2:46-47.

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