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Introducción

“PARÍS BIEN VALE UNA MISA”

“Josafat rey de Judá volvió en paz a su casa en Jerusalén. Y le salió al
encuentro el vidente Jehú hijo de Hanani, y dijo al rey Josafat: ¿Al impío das
ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová? Pues ha salido de la presencia
de Jehová ira contra ti por esto. Pero se han hallado en ti buenas cosas, por
cuanto has quitado de la tierra las imágenes de Asera, y has dispuesto tu
corazón para buscar a Dios” 2°. Crónicas 19:1-3.
“A rey muerto rey puesto” dice el viejo refrán (1°. Crónicas 17:1-13)
A la muerte de Asa, reina Josafat en su lugar (v.1), este fue uno de los buenos
reyes de Judá, anduvo en los caminos David, no se entregó a los baales y atacó
con fuerza la idolatría (v.3-4), Dios lo bendijo en gran manera en lo material,
tuvo riquezas y gloria en abundancia (v.5), enseñó por medio de sus líderes
con firmeza la ley al pueblo (en lenguaje evangélico diríamos; “era un hombre
de sana doctrina y senda antigua”) eso lo hizo respetado ante sus enemigos los
cuales cesaron de hacerle la guerra y le traían muchísimos regalos (v.10-11).
Tuvo un poderoso ejército que peleaba a su favor (v.13).
Su gran error y su grave pecado fue que “hizo alianza con Acab” el perverso,
impío y apostata rey de Israel, lo visitó y tuvo comunión con él, Acab lo
agasajó y luego lo invitó a unirse con él, y pelear contra sus enemigos, los de
Ramot de Galaad, Josafat pronunció una frase catastrófica; “Y él respondió:
Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo; iremos contigo a la guerra” 2°.
Crónicas 18:3. Pese a todo Josafat confiaba en la palabra de Dios para que les
confirmara, si debían ir o no, a la guerra, Acab tenía 400 profetas falsos los
cuales tenían “espíritu de mentira en sus bocas” (era costumbre muy común
para el rey y su esposa Jezabel, tener como amigos a falsos profetas) todos le
profetizaban que debían ir a pelear, que Dios les daría la victoria, menos el
siervo de Dios el profeta Micaías, quien les dijo que la batalla estaba perdida
por que Dios no estaba con ellos y culminó con esta frase; “Y Micaías dijo: Si
tú volvieres en paz, Jehová no ha hablado por mí…” 2°. Crónicas 18:27.

La falsa unidad trae malas consecuencias

El rey Acab murió trágicamente en la batalla pese a que entró en ella sin
vestiduras reales, para despistar a sus enemigos, pero una flecha loca alcanzó
al rey apostata y lo mató, mientras que Josafat fue librado de la muerte solo
por la gracia de Dios, cuando el rey de Judá, Josafat, volvía en paz de la
guerra a Jerusalén, el profeta Jehú lo amonestó fuerte y valientemente
diciéndole; “¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová? Pues
ha salido de la presencia de Jehová ira contra ti por esto”.

“Paris bien vale una misa”

¿Qué tiene que ver esta histórica bíblica con la frase que encabeza este tema?
El personaje que supuestamente utilizó esta sentencia fue Enrique IV de
Francia, del cual merece ser comentada su vida política, turbulenta y trágica
incluso después de su muerte.
Enrique IV fue el primer monarca de la Casa de Borbón en Francia,
comenzando su reinado en 1589. Aunque fue bautizado como católico, se
educó en el calvinismo de su madre, Juana III de Navarra. Ya antes de ser rey,
en la década de 1560, fue cabeza del movimiento hugonote (protestantes
franceses) y salvó su vida del extremismo; en la matanza de la ;Noche de San
Bartolomé; (24 de agosto de 1572). Una vez en el trono, participó en las
guerras de religión contra España, el Papa y la nobleza católica francesa (la
coalición de la Liga Católica). Aunque consiguió algunas victorias, no pudo
tomar París, que se encontraba en poder de los católicos franceses, y accedió a
la rendición y conversión al catolicismo el 25 de julio de 1593; este fue el
momento en que se supone que formuló la sentencia: París bien vale una
misA;, queriendo decir que prefería convertirse al catolicismo antes que
sacrificar la capital del reino, o bien que su conversión sería insincera pero
conservaría el poder (en el fondo siguió siendo calvinista, disfrazado de
católico sólo para llegar al poder, esto muestra que le daba igual la religión,
mientras tuviera el poder).
Enrique estaba más interesado en sus logros personales, materialistas y
egoístas que en su fe protestante y su servicio al Señor Jesucristo, y por eso
tranzó cuando se dio la oportunidad de tener en sus manos parís “la ciudad
luz”, sin pensarlo mucho comprometió sus convicciones espirituales y
personales, es decir, su fe transmitida por su madre era secundaria en
comparación con los logros materiales y la obtención del poder para Enrique
IV como lo es para muchos líderes protestantes en el día de hoy, “el fin
justifica los medios”.
Los verdaderos hombres de Dios no se venden ni tranzan la palabra
A Josafat, Dios lo reprendió por tranzar, por unirse con el enemigo y ayudar a
la causa del diablo y no a la causa de Dios. Uno de los peores pecados que los
líderes de hoy están cometiendo es dejar de lado sus convicciones, sus
principios, su celo por las cosas sagradas y unirse a los movimientos apostatas,
mundanos y ecuménicos, la biblia dice; ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren
de acuerdo?” Amós 3:3. El verdadero hombre Dios se mantendrá firme en
sus creencias y jamás se unirá con el enemigo; “Por tanto, así dijo Jehová: Si
te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo

precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te
conviertas a ellos” Jeremías 15:19, (Mateo 10:39, Hechos 5:19, Gálatas
4:16, Hebreos 12:4). El verdadero hombre de Dios jamás venderá su
primogenitura por un plato de lentejas, como lo hizo Esaú (Génesis 25:27-34)
preferirá quedar solo, sin amigos, perseguido, odiado, calumniado y hasta
morir si fuera necesario, antes de tranzar y vender su ministerio y su alma, por
amigos, fama, riquezas o posición. Para un verdadero siervo del Señor “Paris
no vale una misa”.
Para un hombre de Dios siempre será más importante la verdad del evangelio
y su compromiso con la palabra antes que todos los logros y metas humanas,
no importa lo que deba vivir y sufrir, su llamado está por encima de los logros
y dádivas humanas; “Escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios,
que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores
riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía
puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira
del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible” Hebreos 11:25-27.

Culminación

Que Dios nos de esa clase de creyentes, y en especial, esa clase de líderes, que
no trancen sus principios, no vendan el mensaje ni comprometan su fe.
Hombres con firmes convicciones que inspiren con su firmeza y compromiso
con la obra de Dios a otros miles de creyentes; “Pues, ¿busco ahora el favor
de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si
todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” Gálatas 1:10.

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