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Introducción

“Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía. Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” Hechos 11:25-26.

El libro de los Hechos fue escrito por Lucas, el medico amado (63 d.C. también autor del evangelio que lleva su nombre) relata la historia del comienzo del cristianismo en el mundo con la fundación de la iglesia de Jesucristo en el día de Pentecostés (Hechos 2) y relata los primeros 30 años de la joven iglesia, el protagonista principal de este libro, sin lugar a dudas, es el Espíritu Santo de Dios, usando poderosa y sobrenaturalmente a los apóstoles, este precioso libro narra como el evangelio de la gracia fue predicado en Judea, y llevado posteriormente por el apóstol Pablo, al mundo gentil.

 

Presentación

En este capítulo se relata el informe que Pedro da a la iglesia en Jerusalén sobre su testimonio en la casa de Cornelio y como entró el evangelio a los gentiles por medio de esta maravillosa experiencia. La iglesia comenzó a esparcirse hacia los contornos del mundo y en Antioquia se fundó una poderosa iglesia que fue luego supervisada por Bernabé y que recibió la aprobación de este santo varón.

Durante los primeros 30 años a los seguidores de Cristo se les llamó “discípulos” y Jesús mismo así los nombró y los designó (Mateo 10:1, Lucas 9:11), el término “cristianos” comenzó recién a usarse aquí en Antioquia. Esta palabra “discípulo” aparece más 70 veces en el nuevo testamento, fue Jesús mismo quien mandó a hacer discípulos a todas las naciones Mateo 28:19.

Discípulo= según el diccionario bíblico Vila Escuain; “aquel que sigue a un profeta, maestro, etc. Que es enseñado por él y es partidario de su enseñanza”. La palabra lee en el griego MATHETES “aprendiz, alumno, seguidor” pero no se refiere solo a un alumno que asiste a una clase a aprender y memorizar conocimientos, conceptos y doctrinas, sino que se refiere a un seguidor, a una persona que sigue el camino y las enseñanzas de su maestro y hace de ellas su norma de vida.

 

Aplicación

En la biblia vemos 4 formas claras del verdadero discipulado

  1. Negación= “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo, Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” Lucas 14:26-27. El verdadero discípulo del Señor es aquel que está dispuesta a negarse a sí mismo y dejar todo aquello que lo puede hundir y separar de Dios (Lucas 9:23-24, Marcos 8:34, Gálatas 2:20, Gálatas 5:24).
  2. Frutos del Espíritu= “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” Juan 15:8. Un discípulo autentico de Jesús es aquel que da fruto, es un buen árbol que por medio de la obra poderosa del Espíritu Santo en su vida manifiesta esos frutos (Mateo 7:15, Romanos 7:4, Gálatas 5:22-23, Colosenses 1:10).
  3. Obediencia a la palabra= “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” Juan 8:31. Ningún seguidor del evangelio es verdadero sino guarda, no vive, ni practica las normas bíblicas (Salmo 119:09, Lucas 11:28, Juan 14:15, Santiago 1:22).
  4. Amor verdadero= “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” Juan 13:35, el amor sincero, desinteresado y fraterno a sus hermanos es una prueba evidente del verdadero discipulado, Pablo fue muy claro cuando dijo; “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve” 1ª. Corintios 13:1-3 (Romanos 5:5, Efesios 5:2, 1ª. Tesalonicenses 1:9, 1º. Juan 4:7-8).

 

Culminación

Para culminar diremos lo que Jesús mismo declaró; “el discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor…” (Mateo 10:24, Lucas 6:40), por lo tanto un verdadero discípulo será humilde, consciente de su debilidad, estará siempre dispuesto a oír a su maestro y obedecerle, sus logros y victorias alcanzadas serán reconocidos como la gracia divina en él, y siempre dará a Dios la gloria en todo; “Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!” Lucas 19:37-38. Amén.  

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