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“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene
sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”
Apocalipsis 22:17.

El Apocalipsis, el libro para el tiempo del fin

Juan, el apóstol, escribió el Apocalipsis (“revelación”) cuando ya era un
anciano entre los años 90-96 d.C. en el tiempo que Domiciano era emperador
en Roma, Dios permitió que el llegara desterrado por causa de su fe, a la isla
de Patmos que estaba situada a unos 80 kilómetros de la ciudad de Efeso. Este
libro no solo es el último del canon bíblico sino el más extraordinario,
enigmático y apasionante de los 66 que componen las sagradas escrituras. Es
el libro para este tiempo, para los últimos días, para esta época y para esta
generación y el tema central es el triunfo definitivo en un futuro cercano del
bien sobre el mal y la victoria total de Jesucristo sobre todos los poderes
temporales, los gobiernos humanos, el pecado, los demoniados y el diablo.
El evento más importante que anuncia es el retorno del Señor Jesucristo por su
santa iglesia, es decir el rapto, el evento más cercano: “Bienaventurado el que
lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella
escritas; porque el tiempo está cerca”. Todo cristiano verdadero sabe
perfectamente que estamos en el tiempo del fin y que en cualquier momento
podría producirse este glorioso evento.

El gran clamor del Espíritu Santo y de la santa iglesia

Tanto el Espíritu del Señor como la iglesia de Cristo hacen una profunda
invitación a Jesucristo para que regrese a buscar pronto a su pueblo, es una
exclamación de lo más profundo del alma y del corazón, aun en el Padre
nuestro enseñado por Jesús como modelo de la oración, existe ese clamor
“venga tu reino…” Mateo 6:10. El arrebatamiento de la iglesia al cielo es
viva esperanza de todo cristiano y es el evento culmine de toda la profecía
bíblica (Tito 2:13, Apocalipsis 22:20). Los cristianos debemos creer, esperar,
predicar y amar su venida, no podemos experimentar o tener miedo o
indiferencia a esa gran promesa (2°. Timoteo 4:8).
Hermano amado, este asunto —de gran solemnidad por lo que implica— ¿es
una viva realidad para ti? Si lamentablemente no es así, quiera el Espíritu

Santo valerse de estas breves palabras para despertar tu alma, para sacudir tu
indiferencia o tu sopor espiritual, no sea que viniendo el Señor Jesús de
repente como dijo el maestro, ¡“os halle durmiendo”! (Marcos 13:36).
Tres grandes propósitos del retorno de Cristo

1- El rapto es para librar a la iglesia de Cristo de la gran tribulación=
La principal razón del arrebatamiento de la iglesia por parte de Cristo, al
sacarla de aquí y llevarla al cielo, es para librarla del horrendo periodo de
la gran tribulación que durará siete largos años sobre la tierra, es decir de
ninguna manera la iglesia pasará por la gran Tribulación. En los terribles y
desastrosos días de la tribulación la iglesia de Cristo estará en la casa del
Padre con Dios gozando de todas las maravillas del cielo: “Por cuanto has
guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora
de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los
que moran sobre la tierra” (Mateo 24:40-42, Juan 14:1-3, Romanos 5:9,
1°. Tesalonicenses 1:10, Hebreos 9:28) Apocalipsis 3:10).
2- El rapto es para que la iglesia sea juzgada en el tribunal de Cristo=
Entrando al cielo debemos indefectiblemente pasar por el juicio de Dios,
la iglesia deberá ser juzgada por el Señor como lo señala Pedro: “Porque
es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero
comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al
evangelio de Dios?” 1°. Pedro 4:17. Cabe destacar que este juicio no será
para condenación ni separación eterna de Dios, sino solo para evaluar
nuestro trabajo en la obra, las obras cristianas y para recibir o perder los g
un día, tarde o temprano, allí en la gloria eterna tendremos que estar
delante del Eterno para rendir cuentas de los hicimos mientras estábamos
en el cuerpo, sea bueno o sea malo, galardones (Eclesiastés 12:14,
Marcos 4:22, Romanos 14:10, 1°. Corintios 4:1-5, 1°. Juan 4:17).
3- El rapto es para celebrar en el cielo las bodas del cordero=
Al final del periodo de la gran tribulación y mientras en la tierra Dios
envía su terrible juicio sobre la gran ramera Babilonia (Apocalipsis 18:1-
10) se celebrarán en el cielo las llamadas bodas del cordero, que es
sencillamente la unión mística de Cristo con su iglesia: “Y oí como la voz
de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz

de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios
Todopoderoso reina!   gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque
han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella
se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente;
porque el lino fino es las acciones justas de los santos” Apocalipsis 19:6-
8. De las costumbres nupciales en tiempos de Cristo, los padres de la
novia y del novio firmaban un contrato de matrimonio. Además, el novio
mismo pagaría una dote (pago inicial) a sus padres. Tal proceso iniciaba
el período de los esponsales, que hoy se llamaría el  noviazgo  o
compromiso. Un ejemplo de esto fue en el que se encontraban José y
María cuando se descubrió que María estaba con el niño Jesús en el
vientre (Mateo 1:18; Lucas 2:5). El novio acompañado de sus amigos
varones acudía a la casa de la novia a medianoche, creando un desfile de
antorchas por las calles. Tal desfile no sería una sorpresa para la novia, ya
que sabía con mucha anticipación que se estaba llevando a cabo un evento
así, por lo que estaría lista con sus doncellas (Mateo 9:14, 25:10, Lucas
12:36, Juan 3:29).

Culminación

En esta crucial hora de la historia, el Dios Eterno y Todopoderoso está
despertando a su amada iglesia ante la gloriosa realidad de que su santo Hijo
Jesús está a muy punto de regresar. La predicación de esta gran profecía
bíblica en los pulpitos sanos en la fe, está provocando que cada día más y más
creyentes se están fortaleciendo en la fe y esperanza del evangelio al unirse en
manera maravillosa al gran coro global que clama constantemente: “¡Ven
Señor Jesús!” ¡Sí, Maranata, ¡ven Señor Jesús!

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